La epistemología del aprendizaje de Gregory Bateson y el aporte de otras culturas
Crítica de la información pura: el nivel cero del aprendizaje
El dilema del garrote y la zanahoria: Aprendizaje I
El sello de lo humano: Aprendizaje II y "aprender a aprender"
Aprendizaje III: crítica de la curiosidad práctica
Reflexiones sobre el tercer nivel de aprendizaje y la cultura Mapuche
A pesar de su riqueza y complejidad, el nivel de Aprendizaje II tiene su propia forma de habituación. En este nivel ocurre la socialización y la inserción dentro de una cultura o paradigma intelectual (científico, artístico, profesional, etc.). La persona se habitúa, no ya a elegir entre alternativas limitadas de uso de la información, con poca inversión creativa o compromiso pensante (como en el caso del Aprendizaje I), sino que a pensar y actuar de diversas maneras, pero siempre dentro del marco del horizonte cultural o paradigma que la cobijan. No aprendemos a aprender nuestros diversos saberes y destrezas en el vacío, sino que en determinadas "Gestalten", o concepciones del mundo que ofician de marcos o patrones ordenadores del aprendizaje. Desarrollamos nuestros modelos de pensamiento y acción a partir de las alternativas ofrecidas por la "Gestalt" preponderante en el lugar y tiempo donde nacemos. Si ese lugar es el mundo globalizado del siglo XXI, nuestro aprendizaje y acción se moverán dentro de esa globalizada Gestalt.
El paradigma global en la cultura occidental -nos dice Bateson- es el de la racionalidad instrumental. La racionalidad instrumental no encuentra el valor de la acción en la acción misma (o el goce directo de sentirse vivir), ni el valor del aprendizaje en el saber mismo (el goce directo de comprender) sino que en fines y objetivos ulteriores: el beneficio, la ganancia, el "éxito". En ese marco se podrá aprender mucho o poco, fulgurar con la luz de la creatividad o perderse a la sombra de la subordinación, pero sólo se logrará eso o aquello dentro de un horizonte mental que enajena el valor intrínseco y autosuficiente de la curiosidad pura, y denigra la incontaminada inquietud por conocer los procesos de la vida y el cosmos, por conocerlos no más.
Si pensamos -o hacemos un esfuerzo sobrehumano por recordar- sospecharemos que esa curiosidad pura e incontaminada, que ha sido enajenada por el paradigma de la racionalidad instrumental, no es otra cosa que el "paraíso perdido" de la orientación pura -sin proyecto, sin objeto- del aprendizaje en la primera infancia.
Por eso cuando, al contemplar (con bastante desaliento -"Nadie sabe cuánto tiempo nos queda, bajo el sistema actual, antes de que ocurra una catástrofe peor que la destrucción de un grupo entero de naciones"- Bateson 1987, 468) las dramáticas consecuencias planetarias de la racionalidad instrumental, Bateson se pregunta si será posible deshabituarse de la socialización, es decir desestructurar las profundas habituaciones perceptuales del Aprendizaje II, y por consiguiente si será posible reformar o subvertir la Gestalt hoy dominante, él entra claramente en un registro infantil:
Esta resolución puede tomar muchas formas, algunas de ellas peligrosas. Algunos pueden quedar en el camino… En otros casos… puede colapsar mucho de lo aprendido en el nivel II, revelando una simplicidad donde el hambre lleva directamente a comer y donde el ego ya no está a cargo de la conducta… éstos son los incorruptibles inocentes del mundo… Que logren sobrevivir es casi un milagro, pero algunos quizá puedan salvarse… mediante una habilidad para concentrarse en las minucias de la vida. Cada detalle del universo aparece, entonces, proponiendo una vista de la totalidad. (Bateson 1987, 306).
A esa resolución, a esa vuelta al paraíso, la llama Aprendizaje III, "aprender a desaprender" o "cambios en la dirección de la sabiduría". Se trata de una completa desestructuración de lo aprendido (y de las formas de aprender) en el nivel de Aprendizaje II. Y cuando se lo apremia desde la platea para que sugiera maneras concretas de desaprender, Bateson menciona otras culturas, distintas y remotas de la occidental:
Quizá sería mejor volvernos hacia las pautas de aprendizaje implícitas y explícitas en otras culturas del planeta… Podemos ampliar nuestro repertorio de estos misteriosos hábitos añadiendo aquellos desarrollados por culturas diferentes de la nuestra (Bateson 1987, 170).
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