Javier Martel
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Presentaremos la estructura y sistemas simbólicos contenidos en el tarot, sus posibilidades como herramienta de predicción y desarrollo personal. Examinaremos su carácter oracular y su pretendida capacidad predictiva. Y por último veremos el ritual y la tirada para su uso práctico a través de los más conocidos mazos de cartas y de uno en particular como es el Gran Tarot Esotérico.
El tarot que ha llegado a ser paradigmático en nuestros días es el mazo de Marsella y este se encuentra integrado por 56 arcanos menores dividido en cuatro pintas o palos, asociados a los cuatro elementos y, cada uno con cartas numeradas de 1 al 10 y cuatro figuras de la corte y 22 arcanos mayores, lo que totaliza 78 cartas. Lo que corresponde a la suma de los primeros 12 números naturales.
Veamos entonces los principales aspectos que le dan vida a un mazo de cartas. Un tarot cualquiera sea su versión tiene varios sistemas simbólicos que actuando de manera complementaria y en diferentes planos son herramientas para su lectura e interpretación.
Tetragrama.
Desde la visión mística del judaísmo, la cábala, el simbolismo de las cuatro primeras cartas del tarot está asociado al nombre divino YAVÉ (o IEVE יהוה), en lo que también es una metáfora de toda creación. Este nombre, simbólicamente se puede descomponer en las letras del alfabeto hebreo Iod (י), He (ה), Vau (ו), He (ה). Donde Iod representa la unidad, la tesis, el principio creador (parafraseando del génesis "El espíritu de dios reinaba sobre las aguas..."). He representa el binario, la dualidad, el aspecto femenino, la antítesis. Vau es el trinario, la tesis. Y nuevamente He que en esta repetición es móvil, cambiante, pronta a transformarse nuevamente en Iod y reiniciar un nuevo ciclo. Aplicado a las cartas del tarot serían El Mago, La Sacerdotisa, La Emperatriz y El Emperador
El triple septenario
Como ya hemos dicho los arcanos mayores del tarot son 22 y entre ellos hay una carta conocida como El Loco que no se encuentra numerada. Esto permite, al excluir El Loco, formar 3 grupos de 7 cartas.
Cada uno de estos grupos de 7 cartas puede ser entendida como una unidad en el cual cada una de las cartas que lo componen representa un símbolo, tareas o desafíos en el camino que se emprende.
En el primer ciclo de 7 cartas (del 1-7) cada arcano tiene su respectivo aspecto simbólico, propiedades y virtudes y, aspectos a trabajar en nuestro desarrollo personal.
A su vez podemos considerar los siguientes 2 ciclos, cartas 8 al 14 y 15 al 21, como aspectos en un nuevo plano del primer ciclo en donde se repiten los primeros 7, pero en una nueva dimensión.
Es decir, en el primer ciclo de 7, las dos primeras cartas son El Mago (I) y la Sacerdotisa (II) y en el segundo ciclo de 7 (8-14) estas cartas las podemos relacionar con La Justicia (VIII) y el Ermitaño (VIIII) respectivamente. Y en tercer ciclo sus cartas correspondientes serían El Diablo (XV) y La Torre (XVI).
En esta oportunidad, más que entrar en el simbolismo específico de las cartas que he puesto a modo de ejemplo, lo que quiero ilustrar es el aspecto sistémico del taro (o rueda de la fortuna) y de la correspondencia que se puede establecer entre las cartas.
Si realizamos un símil con el sistema de instrucción de la masonería, dividido en 3 grados, podríamos decir que nos iniciamos como profanos (la carta El Loco) y comenzamos nuestro ciclo de aprendices en el aprendizaje de El Mago (el cual tiene sobre la mesa los cuatro elementos) y se apresta a iniciar el camino a través de la iniciación, continúa en La Sacerdotisa que está entre columnas, la emperatriz (arcano número III) ya tiene las tablas de la ley y el conocimiento y El Emperador domina sobre el mundo material y, así sucesivamente hasta la carta nº 7.
El aprendizaje sigue como compañeros (arcanos VIII al XIV) repitiendo algunos de los aspectos vistos en el ciclo anterior, profundizándolos, pero ahora en una nueva etapa. Lo mismo vale para el tercer ciclo como maestros con las cartas XV al XXI. Este sistema simbólico no debe ser confundido con otros arreglos numerológicos como el número asignado a los grados.
La lectura del tarot se realiza de acuerdo a un ritual que depende de la escuela y el el camino que ha seguido el lector de las cartas. En algunos casos este ritual es muy estructurado y en otros más laxo. En opinión de este autor, el ritual siguiendo algunas claves esenciales se debe adaptar a quien está solicitando la lectura, ya que recurren a la lectura personas muy incrédulas y poco receptivas o muy dispuestas y fácilmente sugestionables.
El ritual en lo esencial debe facilitar una comunicación fluida entre el lector y el consultante. Toda relación humana es una relación de sugestión mutua, hipnótica o pre hipnótica donde se crea un micro universo en esa co-deriva. Por lo tanto, las condiciones ambientales, así como emocionales deben contribuir a facilitar este aspecto.
Otro propósito del ritual es ayudar a conectar con las capacidades intuitivas de los involucrados, que están asociadas al hemisferio derecho del cerebro. De aquí que, detalles como la selección de las cartas con la mano izquierda tiene especial relevancia.
El lector es principalmente un facilitador que debe reflejar la situación del consultante con la menor distorsión posible. En este sentido podemos compararlo a un espejo donde idealmente el vidrio no tenga imperfecciones y su superficie debe ser bruñida con frecuencia.
El trabajo con el ego para el lector es de primera importancia, ya que la relación de poder que genera la lectura de las cartas, presenta muchas oportunidades donde la tentación de proyectar la propia mirada de la vida en la situación del consultante no es fácil de evitar. El criterio es otro aspecto clave en el lector, por cuanto una interpretación dicha de cierta forma en una persona influenciable, puede sugestionar con mucha fuerza y hasta terminar en profecía auto-cumplida.
Siempre que se plantea el tema del tarot surge la cuestión acerca de si éste un oráculo, un medio adivinatorio para ver el futuro, un instrumento de desarrollo personal o un poco de todo eso.
Existe un importante grado de consenso acerca de las facultades del tarot como un medio de desarrollo personal y son pocos los que niegan que una sesión con un tarotista avezado y con experiencia puede ser tan o mas productiva que la visita a un terapeuta profesional. De hecho la sofisticación, sistematicidad y riqueza de los sistemas simbólicos incorporados en el tarot, le permiten a un lector experto manejarlo con mayor precisión que el arsenal de test de un terapeuta como el Roschard y otros.
Donde surge la controversia es acerca de las capacidades anticipatorias de las cartas. Examinemos este aspecto desde la perspectiva del quehacer científico. En este ámbito, todo científico realiza predicciones ya que de acuerdo un modelo explicativo de un fenómeno, se sabe que en ciertas condiciones, si ocurre A ===> B y esto es particularmente válido para las condiciones de laboratorio donde es posible aislar para el experimento las condiciones donde éste ocurre en forma cierta. Sin embargo, esto ya no es tan preciso fuera del laboratorio donde no es posible aislar todas las variables y las condiciones atmosféricas y del medio, transforman el modelo simple en una situación de mayor complejidad y un cuerpo en caída libre no cae a 9,8 mts/seg2 ya que interviene el roce del aire, la forma del cuerpo, etc.
Ahora, si estas salvedades se presentan para las ciencias duras, para las ciencias sociales son mucho más válidas aún ya que tratan con sistemas complejos. A pesar de esto, son hechas predicciones y si el modelo es adecuado y el científico serio, se sabe que en ciertas condiciones se puede esperar con cierto grado de probabilidad un resultado determinado.
Una cuestión parecida ocurre con el tarot donde un lector avezado es capaz de realizar lecturas interpretativas certeras, a veces, aparentemente con muy poca información verbal proporcionada por el consultante y en ocasiones predicciones para un estado de situación que surge en el contexto de la lectura.
Ésta un medio que forma parte del ritual y que tiene el propósito de sistematizar y facilitar la lectura e interpretación de las cartas. En la tirada las cartas se seleccionan y se disponen de una forma espécifica de acuerdo a un cierto protocolo.
Una de las tiradas más sencillas consiste en que el consultante baraje el mazo y saque tres cartas con la mano izquierda, las que se disponen en forma horizontal de izquierda a derecha. La carta del centro representa la situación actual, la de la izquierda el pasado y la de la derecha el futuro del consultante.
Otra forma más elaborada y muy usada es la de la cruz. En este caso el consultante baraja y selecciona una carta, la que es puesta al centro, las cartas siguientes son puestas arriba y abajo y a la izquierda y derecha de la primera, se reserva una sexta carta para el consejo. La carta central es la más representativa del consultante, la de la izquierda representa el pasado y la de la derecha el futuro. La carta de abajo representa la condición material, la del medio la emocional y la de arriba las aspiraciones o el mundo espiritual.
Como puede verse, al complejizar la tirada está va adquiriendo mayor riqueza interpretativa y va ganando también mayor sistematicidad. En lo que sigue, veremos una tirada de mayor complejidad por medio del Gran Tarot Esotérico.
Éste es el mazo que uso habitualmente y para mi ha sido fuente de conocimiento por sus muchas posibilidades, rico contenido simbólico y algunas particularidades que lo caracterizan.
En el dorso de las cartas de este mazo hay una estrella de siete puntas que contiene en cada extremo el símbolo de los siete astros conocidos en la antigüedad. Esta estrella es una versión simplificada de de la estrella de siete puntas de los alquimistas también conocida como VITRIOL.
A su vez estos siete astros están representados en el cuerpo de El Consultante en una forma semejante a los "chakras" del hinduismo. Aún cuando este es un mazo de reciente creación y por lo tanto su autora, Maritxu Guler, pudo haber tenido acceso a información sobre hinduismo, la imagen que nos presenta corresponde a una figura conocida como el hombre de Gichtel por Johann Georg Gichtel, quien incluyó esta figura en su libro Teosofía Práctica de 1701.
La disposición de los planetas en la figura humana hace directa alusión a la alquimia en su modalidad de transformación interior.
A partir de estos elementos, construí una tirada que conjuga los principales sistemas simbólicos propuestos por el mazo. En esta tirada el consultante selecciona una carta con la mano izquierda, la que es puesta en el mazo y este se “alza”. Las cartas se disponen formando una estrella como la del dorso del mazo, se inicia en el rayo superior donde esta el sol y siguiendo la forma de la estrella se disponen las siguientes hasta que salga la carta seleccionada por el consultante, la que es puesta en el centro de la estrella.
Realizada la tirada, la lectura se efectúa a partir de la carta seleccionada por el consultante que refleja su situación principal. Las cartas de alrededor complementan la lectura de acuerdo a la siguiente interpretación que presento de manera suscinta:
Adicionalmente, en una perspectiva horizontal – temporal se puede tomar las tres cartas de la izquierda y considerarlas representativas del pasado, las tres de la derecha, del futuro y las dos centrales del presente. En una perspectiva vertical, las cuatro cartas inferiores, el mundo material del consultante y las tres superiores, la trascendencia, el mundo espiritual del consultante.
Como puede verse las posibilidades que ofrece este sistema interpretativo es enorme y podemos ver que solo se limita por el tiempo y las posibilidades del consultante.
El tarot es probablemente el decano de los oráculos y su difusión, importancia y presencia ininterrumpida durante varios siglos se deben a la riqueza de su contenido simbólico, lo que le ha permitido ser una herramienta de suma utilidad par el desarrollo personal de generaciones y generaciones que han recurrido a él en busca de las tres preguntas clásicas: ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos ? ¿Adónde vamos?
Por último, invitarlos a explorar esta notable herramienta, que dentro de todas sus opciones encierra la posibilidad de conocer infinitos mundos, tantos como la imaginación del lector.
El Gran Tarot Esotérico Descubre las profundidades del Tarot: explora y desentraña sus relaciones y significados.
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