Mucho podría agregarse acerca de la notoria influencia de este aroma céltico en la vida y la obra de Tolkien. Sin embargo, parece un hecho probado que los constructos literarios de J. R. R. Tolkien se cimentaron sobre una riquísima textura mitológica, aunque ciertamente en una versión absolutamente libre.

Algunos de sus personajes están claramente tomados de esta mixtura de las cosmovisiones urálicas, célticas y germánicas.

Por ejemplo, el istar 6 Gandalf, personaje protagónico de El Señor de los Anillos fue creado a partir de una imagen de una postal que Tolkien compró en su viaje por Suiza. Allí aparecía un perspicaz viejo barbudo representando el "espíritu de la montaña". Ahora bien, en la película es inevitable relacionar la vestimenta de este sabio anciano con la de los antiguos druidas 7, seres centrales en la más profunda tradición del universo celta. Por otra parte, el nombre Gandalf está claramente tomado de Gandalfr, que quiere decir en la antigua lengua germánica "el elfo de la varita mágica" (Gandr – Alfr), o bien puede traducirse como "el doble espiritual del elfo", es decir, aquella característica bilocación de los shamanes de todo el planeta, una especie de "nahual", de las tradiciones indoamericanas, presentes asimismo en la literatura de Carlos Castaneda.

No obstante para la tradición germánica estos "elfos" no se corresponden exactamente con los elfos de la ficción tolkiana, por cuanto los primeros eran más bien pequeños, al punto de que para diferenciarlo de los enanos 8 se les llamó "Ljosalfar", que quiere decir "elfos de luz". Ahora bien, la raíz indoeropea de "elfo" (alfr) representa para los germanos lo "blanco, claro y luminoso".

Pues bien, uno de los nombres antiguos de Gran Bretaña según la tradición celta es precisamente "Albión" que comparte esta misma raíz y el mismo significado; así como también "Albania" y los majestuosos "Alpes", por el color nevado de sus montañas 9.

Personajes Míticos en El Señor de los Anillos