El Diablo

Mazo: Marsella

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Los instintos más bajos, las pasiones, las dificultades en enfrentamientos, las relaciones de fuerzas, las desdichas.

Mantente alerta porque es probable que una mala influencia te ande rondando. Si la carta aparece rodeada de otras con la figura de una mujer o de un hombre, es posible que exista alguien con malas intenciones que se interponga en tu camino y cree confusión a tu alrededor, puede ser una mujer joven o un hombre con apariencia inocente. No olvides que el diablo puede aparecerse con múltiples disfraces, y que también puede representar ataduras de todo tipo o atracciones secretas.,

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Descripción ampliada

Su número tiene relación con lo sexual. El cinco es el número del sexo y de los sentidos, y el uno representa siempre el falo erecto o la causa primera de las cosas. Asimismo, este número es tres veces cinco, siendo tres el símbolo numeral de los genitales en el mundo esotérico. Se le conoce igualmente por Aker en el Tarot esotérico y por El Brujo en los egipcios. Representa una figura con atributos masculinos y femeninos, resaltando su carácter de hermafrodita, provisto con alas azules de murciélago y garras, pezuñas y manos de un animal indeterminado. Porta una espada, que en ciertas representaciones se transforma en antorcha, símbolo del arma implacable que aplasta toda resistencia sin posibilidad de misericordia de ningún tipo. Su garra derecha está abierta en actitud de poder y fuerza. A cada lado aparecen dos figuras humanas con orejas, cuernos, rabo y pezuñas de animal, con sus brazos en la espalda, presumiblemente maniatados y sujetos al pedestal sobre el que se yergue la figura del demonio por sendas cuerdas que se ciñen a sus respectivos cuellos. Resaltemos que lo que en el Tarot de Marsella es un calzón azul trasparente, que deja bien a las claras los genitales humanos del diablo, se trastoca por un pudor incomprensible en un taparrabos opacos en el llamado Tarot clásico español.

Su figura se ha visto relacionada a través de los tiempos con Poseidón, dios de las tinieblas, y con el Shiva hindú, Dios de la Destrucción, pero en ninguna religión tiene tanta importancia como en la cristiana, donde ya desde el Génesis se la describe como una serpiente con pies y manos de hombre, que había de perder por inducir al pecado a la primera mujer. Ya en el Antiguo Testamento y en el Talmud se le empieza a describir con figura antropomórfica provista de alas en recuerdo del ángel caído que fue. En la Edad Media es imposible no asociarle con la figura de Bafomet, diablo de los caballeros templarios que representaba el enemigo principal del emperador.

Es la antítesis del cordero de Dios, el hombre sometido a los más bajos instintos que le conducen a la más absoluta degradación. Por ser figura de hermafrodita se dice que es autosuficiente y ególatra. Simboliza la pasión carnal, señalando el predominio del cuerpo sobre el alma. Cuando aparece en la lectura, se puede tener constancia de que se aproxima un hecho inexorable al que la persona podrá adaptarse, pero nunca apartarse de él. Es el destino inevitable que se cumplirá con absoluta seguridad aunque se luche contra él. Representa las fuerzas naturales en su aspecto bipolar, con su lado positivo y su lado negativo, dando idea del bien y del mal. Podrán obtenerse éxitos si se emplea la razón; pero, si nos abandonamos a los instintos, seremos esclavos de la fatalidad. Si se interesa por el dinero, sólo lo conseguirá por medios reprochables, y cuando se trate de amor, su consecución llevará implícita la destrucción del otro ser.

En posición normal, que contrariamente a las demás es negativa, se interpreta como:

— Violencia. Estragos. Pasiones fatales. Enfermedades. Ruina. Inclinación al mal. Falta de principios para alcanzar metas. Falta de escrúpulos.

En posición invertida:

— Fin de esclavitud. Liberación de las fuerzas pasionales. Tregua. Liberación total.

Del hombre, se dice que es propenso a las tentaciones, con ambiciones irrealizables pero inteligente y tenaz; cuando no sucumbe a las pasiones que le acechan y que pueden llevarle a perder todo su control, siendo capaz de realizar las acciones más execrables.

En la mujer, supone que es indolente y alegre, fácil de amar y de convivir con ella. No le gusta el trabajo monótono y quizás sueñe con ser cantante o bailarina. Le gusta soñar y jugar con cuanto le rodea. En amor tiene tendencias diabólicas que no dejan de aumentar su encanto. Ama a los hijos, pero no sabe educarlos. Es la imagen de la mujer que siempre se comporta como una niña.