El Carro

Mazo: Marsella

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El éxito, el poder, los viajes, los desplazamientos, posición social, persona de alto rango, la acción, amigos a su alrededor, fuerza y energía.

Indica que todo marcha sobre ruedas para ti en el aspecto material. Te indica que debes mantener la mirada hacia adelante y perseguir tus objetivos con tenacidad. No hagas a un lado tu plan de vida, ahora es cuando más debes seguirlo. También puede indicarte que es hora de tomar al toro por los cuernos en el asunto que te preocupa y actuar por ti mismo. No dejes nada en manos de los demás, conduce tú mismo el carro.,

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Descripción ampliada

Tiene el privilegio de llevar el número VII, que es el número místico por excelencia, representante de la Divina Armonía. Siete son las notas musicales, los colores del arco iris, los brazos del candelabro y los cuerpos en teosofía. Es un Arcano importantísimo y al mismo tiempo uno de los que, junto a su indudable belleza, reúne los mayores enigmas sin contestar que existen en el Tarot. Nadie ha podido describir el valor del escudo, en el que suelen aparecer las letras «S» y «M», sin que, pese a la tentación innegable, puedan traducirse por

«Su Majestad», ya que la corona corresponde a un marquesado. Tampoco ha podido descifrarse el significado de las hombreras en forma de caras con expresiones diametralmente contrarias, ni el porqué de los cuerpos truncados de los caballos que tiran de la carroza. La posición de este arcano es perfectamente normal si tenemos en cuenta que, en el mundo primitivo, la segunda prueba que había de pasar un joven, tras la amorosa, era la de la guerra.

En el Tarot egipcio se le denomina El Conquistador, refiriéndose a Osiris triunfal y siendo los caballos una reminiscencia deformada de las dos esfinges, una blanca y otra negra, que tiraban de su carro. El dibujo muestra a un joven sobre un carro cuadrado cubierto con un dosel, que lleva un cetro en su mano derecha y una corona de marqués sobre su cabeza, símbolos del poder y de la voluntad. La carroza está tirada por dos caballos, de los cuales sólo se ve la mitad delantera y que, si bien miran ambos hacia la izquierda, parecen avanzar en direcciones contrarias, mostrando los opuestos designios de la naturaleza. Esta diferencia se recalca aún más en muchas barajas, en las que los caballos tienen colores distintos. Hecho importante a destacar es que no aparecen riendas que controlen a los animales, ni de la actitud del ocupante de la carroza se desprende que la esté conduciendo.

En la Ilíada de Homero, Zeus reprende con extremada dureza a su hijo Ares (Marte para los latinos), dios de la guerra, diciéndole que es tan ingobernable como su madre Hera. El dios de la guerra, en las mitologías, se nos presenta sobre un carro de combate. También se le identifica con la prueba frustrada de Alejandro Magno, quien, tras conquistar Oriente, quiso saber si el cielo y la tierra se unían en un punto determinado. Para ello, uniendo una cesta a dos grifos, pájaros gigantes que a veces se han visto pintados como caballos alados, se subió en ella azuzándoles con un pedazo de carne que sujetaba en la punta de su lanza, hasta que los cielos le enviaron un emisario para que desistiera de su propósito.

Es una carta que representa al hombre que ha sabido triunfar sobre todos los acontecimientos y circunstancias. Su victoria se ha venido celebrando sobre una carroza desde los tiempos más primitivos hasta los actuales, en que los conquistadores de la Luna fueron paseados sobre lujosos automóviles por las calles más famosas de Nueva York, como César fuera celebrado en Roma tras la pacificación de las Galias.

En posición normal es una carta particularmente satisfactoria que se interpreta como:

— Victoria. Éxito empleando la inteligencia. Conquista. Capacidad de mando. Magisterio. Noticia imprevista. Movilidad. Viajes. En psicología equivale a la personalidad humana equilibrada capaz de triunfar en cualquier circunstancia.

En sentido inverso:

— Fracaso. Derrota. Complot político. Fatiga. Ambiciones injustificadas. Malas noticias.

El hombre es como una veleta movida por el viento, lo que le hace sumamente inestable. Su hogar le resulta una cárcel de la que intenta evadirse. Es un aventurero pacífico, adornado por el don de la palabra, pudiendo llegar a ser un orador o un abogado famoso. No sea tan cínico, ni tan amargado, pues sólo levanta desconfianza y hostilidad hacia sí mismo. Si vence, su inclinación a hablar mal del resto de la gente, le aguarda un futuro brillante.

Para la mujer indica una persona que se sale de lo ordinario, a veces próxima a la perfección y otras muy alejada, sobre todo cuando utiliza su inteligencia para satisfacer su ambición. Unas veces se muestra paciente, reflexiva y comprensiva; pero a menudo adopta una actitud provocativa que la indispone con los demás. Físicamente, sin embargo, es un ser muy equilibrado. En amor prefiere el placer a la ternura, lo que le ocasionará reproches por parte de su pareja.