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JIHI

JIHI

significa solidaridad o empatía benevolentes, la acción del Buda de salvar a las personas del sufrimiento y conducirlas a la felicidad. Literalmente, "ji" significa "confortar", mientras que "hi" es "erradicar la miseria o el sufrimiento".

La esencia del jihi según el budismo es conducir a los demás al establecimiento de la condición de iluminación dentro de sus vidas, de manera tal que puedan desarrollar su poder inherente para vivir una vida plena. La solución fundamental del sufrimiento proviene del conocimiento de "cómo vivir" con sabiduría, convicción y coraje.

Las personas enfrentan obstáculos cuando trabajan por un objetivo de elevado propósito, pero la constante lucha contra estos obstáculos desarrolla en nosotros una tremenda vitalidad.

a una persona a triunfar constituye un acto de jihi. En última instancia, las acciones de Nichiren Daishonin, que poseía las tres virtudes de soberano, maestro y padre, representan el más alto grado de jihi.

vez, el Pte. Ikeda enumeró los requisitos esenciales del jihi:

1. Tener buena salud

2. Permanecer joven de espíritu a lo largo de toda la vida

3. Poseer dignidad y buena fortuna, las cuales son desarrolladas por el daimoku

4. Utilizar la sabiduría

5. Tener pasión

6. Aumentar la autoconfianza a través de tomar consciencia de la propia misión

7. Vencer: si no logramos vencer no podemos ayudar a otros a hacerlo

Todos estos aspectos configuran la naturaleza del hombre, cuya esencia es el jihi. Más aún, el jihi es el verdadero significado de Nam-myoho-renge-kyo, la Ley del Universo.

El jihi difiere del concepto cristiano del amor o la compasión. El amor se manifiesta como un acto de simpatía o gentileza, pero en el fondo representa una condición relativa basada en la emotividad humana, que es inestable y, por tanto, débil. El amor romántico, que fácilmente se puede transformar en odio o celos, es un buen ejemplo de la inconstancia de este sentimiento. El amor a la patria puede volverse odio hacia otras naciones. Hasta el amor de una madre por sus hijos es egoísta cuando se lo compara con el jihi, ya que a veces es fuente de competencia o comparación con niños de otras familias y sus padres.

Los sentimientos de simpatía o amor sólo pueden llegar al sufrimiento de la vida de otra persona cuando son respaldados por una fuerte decisión de cambiar la causa de sufrimiento: el karma individual. La fuente de renovación de esta determinación se encuentra en la práctica del Budismo. Con el objetivo de hacer lo mejor con nuestras vidas, generamos causas que perfeccionan y templan nuestro carácter. Ésta es la Revolución Humana o establecimiento de la felicidad absoluta.

Para vencer al sufrimiento, uno debe ser fuerte, por lo que el acto de jihi es, frecuentemente severo y a veces hasta doloroso. La vigorosa acción del shakubuku hace emerger la vitalidad necesaria para vencer cualquier dificultad personal. Alentamos a otros a que comiencen a practicar el Budismo por su propio beneficio, pero en realidad el hecho de asumir la responsabilidad por la vida de otros constituye el supremo beneficio en sí mismo de nuestra Revolución Humana.

Es sumamente difícil ejercer el jihi, pero aún en los comienzos de la práctica de cada uno, el coraje funciona como sustituto del jihi. El coraje de introducir a otros en la práctica del Budismo es el camino fundamental hacia el logro de su felicidad y de nuestra propia revolución humana.

¿Cuál es la diferencia entre la mera simpatía y el jihi? Las cualidades de la Budeidad que fortalecemos día a día a través de la invocación de Nam-myoho-renge-kyo son sabiduría, coraje y fuerza vital. De las tres, el jihi es la más frecuentemente malinterpretada.

Según la "definición de diccionario", la misericordia significa "virtud que nos hace sentir pena por los males ajenos". Como Richard Causton explica en su libro "El Buda en la vida cotidiana", el concepto de jihi conlleva implícito la idea de un énfasis en la acción. El jihi no equivale a piedad, lástima o simpatía. No es que esté mal que experimentemos tales emociones, pero no son un requisito para ejercer nuestro jihi como budistas. Lo que cuenta es que removamos el sufrimiento y lo reemplacemos por felicidad, no importa cuáles sean nuestros sentimientos personales. Es aquí dónde yace la potencia del concepto.

La misericordia que revela el Budismo es completamente imparcial: se ejerce con absolutamente cualquier persona, incluso aquéllas que no nos gustan o que nos han hecho algún daño. Esto es más fácil de decir que de llevar a la práctica. A veces tenemos que tener coraje para decirle a otro algo que no quiere escuchar (por esto necesitamos fuerza vital y coraje). Debemos encontrar las palabras precisas, el tono de voz o, de lo contrario, sólo lograremos lastimarlo sin lograr nada (necesitamos tener sabiduría de Buda). Debemos también poseer la energía de continuar nuestra acción y de estar completamente seguros de que estamos motivados por el jihi y no por la ira, el resentimiento o la venganza o nuestro propio ego (nuestro verdadero corazón se manifestará, no importa cómo lo disfracemos). En otras palabras, necesitamos echar mano de cada precioso elemento de nuestro Verdadero Yo que está contenido en la Budeidad.

La prueba del éxito de nuestra acción es preguntarnos: "¿He logrado remover el sufrimiento de esta persona y preparado el camino de su felicidad fundamental?". Si la respuesta es afirmativa, he actuado con jihi. No importa cuan loables sean nuestras intenciones, lo que cuenta es el resultado. A veces se dice que "uno debe tratarse con misericordia a sí mismo antes que todo" como un paso previo hacia sentir verdadera misericordia hacia los demás. Frecuentemente somos muy duros con nosotros mismos y es necesario que comprendamos que esto nos condiciona bastante. Pero, así como puede ser un acto de jihi decirle a otro algo que no le gusta enfrentar, ser misericordioso con nosotros mismos también puede implicar elevar nuestros propias aspiraciones y metas y tomar la determinación de cambiar aquello que ha generado y genera sufrimiento en nuestras propias vidas.

Expresión usada en budismo y sus tradiciones.

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