Las religiones de los llamados pueblos precolombinos estaban íntimamente relacionadas, manteniendo una cierta unidad de creencias básicas por encima de las barreras naturales que separaban a las distintas tribus. De todos ellos la religión que mejor se conoce es la de los aztecas, pueblo que dominaba una gran parte de México y que junto a mayas, incas, quechuas y toltecas formaba una de las tribus más importantes del continente americano.
Consideraban la tierra como una gran extensión cubierta por diversos niveles celestes y apoyada sobre mundos inferiores. Todo este conjunto está sostenido por la mano de un ser supremo llamado Ometecuhtli, divinidad que era a la vez masculina y femenina. Estaba unido íntimamente al dios del fuego, al hogar. Asimismo hay otra serie de divinidades materiales que no eran eternas, sino que cumplían su finalidad y desaparecían. Así encontramos a Olin Tonatiuh, sol terremoto, destinado a perecer cuando llegara el momento de una conmoción sísmica. También está Tezcatlipoca, un dios solar que adopta cuatro formas: amarillo (este), azul (sur), rojo (oeste) y negro (norte). El ciclo de esta divinidad tenía mucha importancia para los aztecas pues el sol cenital del mediodía recibía el nombre de Huitzilopochtli y era la divinidad tutelar del pueblo azteca.
También había gran cantidad de diosas, que eran personificaciones de las plantas. Por ejemplo la superficie florida de la tierra era el dominio de Chalchiuttlicue. La diosa de la fecundidad era Xochiquetzal, la primera madre que tuvo gemelos. Así mismo había una diosa de la sal, Tozi, otra de las hierbas medicinales, Chantico...
A diferencia de otros pueblos, la religión azteca no relacionaba a sus dioses y diosas con la tierra y la luna, sino con los cuatro puntos cardinales. El lugar del Sol es el este, a él corresponden los dioses Piltzintecuhtli e Itztli. El oeste está representado por el lugar donde el Sol se hunde al obscurecer y en él moran dos diosas, una es la señora de la hermosa vegetación verde y la otra es la de la hechicería y las tinieblas. El extremo sur es el lugar del cenit solar, allí están los símbolos de la riqueza, Tlaloc, señor de las lluvias que fecundan la tierra y Tepeyollotl, que guarda los tesoros bajo la tierra. Por último, el norte está relacionado con el país de los muertos, conocido como Lictlampa. Sus dioses son Mictlantecuhtli y Cinteotl.
El culto se desarrollaba en amplios espacios a cielo abierto y en las empinadas escalinatas de las pirámides en cuya cima estaba la piedra de los sacrificios. En casi todas las fiestas se bailaban danzas y se llevaban a cabo sacrificios.
Símbolos o conceptos simbólicos utilizado en esoterismo o religiones.
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