Arnaldo Vilanova y la piedra filosofal
Caída en desgracia de Arnaldo Vilanova
Arnaldo Vilanova el sanador del espíritu
Su encarcelamiento concluye debido, precisamente, a sus relevantes dotes médicas. Enfermo el papa, se le llama a su lecho y el sabio hermético obtiene otro de sus señalados éxitos. Bonifacio, agradecido, le libera de la prisión y le hace un suntuoso regalo.
Cansado de tantas andanzas -no hay que olvidar tampoco que para entonces su edad es avanzada-, regresa a la corte del rey Fadrique de Sicilia, en donde todavía vivirá varios años. Alrededor del año 1314, se le encomienda una nueva misión diplomática, que habrá de ser la última ya que muere en el naufragio acaecido en su viaje.
La fama de Arnaldo de Vilanova perduró durante siglos.
Médico, alquimista, adivino y maestro esotérico por excelencia, no sólo se dedicó a su ciencia hermética, sino que también supo adecuar sus conocimientos al mundo que le tocó vivir, y de una manera muy ajustada. No se paró en barras a la hora de manifestar las reformas que deberían hacerse en muchas instituciones que consideraba profundamente deterioradas, empezando por la Iglesia.
Arnaldo no sólo fue un excelente médico de cuerpos, un incansable fundador de hospitales y de centros de asistencia para los pobres y enfermos. Quiso ser también un auténtico curador del espíritu. Ésta fue una de las metas de su vida, y por ella no. tuvo reparos en padecer injusta persecución.