FAMILIA Y ESCUELA: ESPACIOS PRIVILEGIADOS PARA EL APRENDIZAJE

Ximena Santa Cruz Bolívar

Desafíos y Apuestas De Cambio

Un primer paso para acercar las miradas y prácticas educativas de la escuela y el hogar podría ser por ejemplo definir ejes de acuerdo hacia los cuales apuntar en conjunto.

Aceptación implica no descalificar al otro como un interlocutor válido, y aceptar que su forma de organizar la realidad obedece a su historia particular de experiencias, tan válida como la nuestra. Es decir admitir que los otros, pueden percibir un mismo hecho de manera distinta.

En la medida que surjan las diferencias será necesario negociar y construir un modo común de definir aquello importante para ambos: Familia y Escuela. Podríamos preocuparnos de enseñarles a nuestros pequeños que cuando no nos sea posible llegar acuerdo, también es posible aceptar que se tienen diferentes puntos de vista y que los desacuerdos son parte de la convivencia natural entre los seres humanos.

Padres y profesores debemos permitir que los niños reflexionen frente a lo diferente y acepten la diversidad que tenemos los seres humanos. Eso nos permitiría tener relaciones humanas más llevaderas, más armónicas.

También es importante que desde el ejemplo prediquemos, que revisemos la forma en que nuestra conducta afecta a otros y eso a su vez nos afecta a nosotros y así sucesivamente lo que permite enseñar a los niños a pensar de manera circular y responsable frente a sus acciones.

Enfrentar y conocer las diferencias entre las personas enriquece la vida y permite construir, a la luz del amor y la aceptación del otro una nueva forma de ver las alternativas y soluciones en común.

Lo mismo puede trabajarse en la escuela, aceptar las diferentes percepciones y puntos de vista de los pequeños, hace del clima escolar algo grato y fluido permitiendo que aprendan en este espacio de aceptación y confianza a buscar en común acuerdo alternativas nuevas para enfrentar las dificultades.

El amor entendido como "...la aceptación del otro, como un legítimo otro en la convivencia." (Maturana 1991) crea espacios de diálogo y vínculo fundamentales para aprender y abrirnos a nuestra vivencia interna. Tanto en las familias como en la escuela podríamos realizar acuerdos como: evitar ridiculizar a los otros cada vez que expresen sus emociones, o se muestren internamente con sus temores, dudas, esperanzas y sueños.

En las familias este amor dice relación con la capacidad de aceptación de los estilos y características de los otros, aún cuando en la convivencia se generen rabias y tensiones que dificulten el proceso de acercarse. En cierto sentido las familias se dan licencias de pelear y expresar sus diferencias ya que los lazos de parentesco y el afecto son sentidos como un nexo más allá de la convivencia y sus dificultades.

En la escuela este aspecto es más difícil de visualizar ya que la aceptación del otro pasa por la capacidad de entender las emociones que los niños están viviendo, como producto de las interacciones familiares, con sus pares y con el sistema escolar, y no descalificar su conducta de antemano. Requiere de un gran esfuerzo de parte de los educadores para acercase a la experiencia interna que vive cada niño.