La epistemología del aprendizaje de Gregory Bateson y el aporte de otras culturas
Crítica de la información pura: el nivel cero del aprendizaje
El dilema del garrote y la zanahoria: Aprendizaje I
El sello de lo humano: Aprendizaje II y "aprender a aprender"
Aprendizaje III: crítica de la curiosidad práctica
Reflexiones sobre el tercer nivel de aprendizaje y la cultura Mapuche
La palabra "aprendizaje" sin duda denota cambio de algún tipo. Decir de qué tipo es materia delicada… Cambio denota proceso. Pero los propios procesos están sujetos al "cambio." El proceso puede acelerarse, retroceder, o sufrir otros cambios que nos fuercen a decir que ya es un proceso "diferente". Todo esto sugiere que debiéramos comenzar a ordenar nuestras ideas sobre el aprendizaje al nivel más simple. (Bateson 1987, 283).
En uno de los "pasos" más significativos de su búsqueda de una "ecología de la mente", Bateson se pregunta qué nos sucede cuando "aprendemos", y cómo distinguimos lógicamente el aprendizaje de otros eventos mentales. Su respuesta es que al aprender sufrimos una transformación que transgrede nuestra herencia genética - superándola. En otras palabras, sólo hay aprendizaje si desarrollamos una capacidad más allá de nuestros límites heredados.
Bateson clasifica los tipos de aprendizaje -así entendido- según la magnitud (o calidad) de esas transformaciones transgresoras de los límites naturales. Provocativamente, sitúa en el nivel más rudimentario al acopio de información en ausencia de transformación, y en el más sofisticado, al desencadenamiento profundo de cambios personales, aún en ausencia de nueva información. En el primero no hay aprendizaje, mientras en el último lo hay en grado superlativo. Como veremos -y Bateson lo vislumbra- su manera de repensar el aprendizaje subvierte la pedagogía dominante en la modernidad occidental, a la vez que refrenda pedagogías de otras culturas consideradas primitivas.