Algunos amigos pertenecientes a la masonería le animan a que publique una obra que acaba de concluir y que constituirá su primer gran tratado iniciático, Dogma y ritual de la alta magia. La firma con un seudónimo que se hará famoso y que corresponde a las dos palabras hebreas que corresponden a su nombre: Eliphas Lévi.
En 1854 se encuentra en Londres en donde establecerá amistad con un escritor famoso y con alto puesto en la Orden Rosacruz*, Edward Bulwer-Lytton* que le inicia en prácticas y misterios ocultistas.
Eliphas Levi tiene en esa época apariciones misteriosas; entre ella se encuentran dos entidades muy singulares: un tal Joannes y el famoso Apolonio de Tiana*. Ambos le hacen objeto de una enseñanza que será de gran importancia para él, y que habrá de constituir materia de sus obras, aunque guardará lo que considere más esotérico para transmitirlo en su momento a sus futuros discípulos.
En ese mismo año de 1854 se traslada a París, ciudad en la que residirá hasta su muerte, dedicándose al Tarot* y a sus investigaciones teóricas sobre la alquimia*.
A partir de ese momento, Eliphas Levi vivirá su mejor etapa. La fama de sus notables conocimientos herméticos se va extendiendo, mientras él sigue trabajando intensamente, Por esta época se relaciona con un buen número de personajes del mundo del ocultismo, con algunos de los cuales tendrá desagradables encuentros.
La guerra franco-prusiana representa también un duro golpe para Levi, pues las ayudas que recibía del extranjero, y que constituían la parte más sustancial de sus ingresos, quedan anuladas por completo. De nuevo se ve obligado a vivir en la más absoluta pobreza.
El restablecimiento de la paz pone fin a sus apuros, pero su salud, que nunca fue muy buena, se ha resentido profundamente por tantas necesidades pasadas. En 1875 le llega la muerte, y es enterrado en el cementerio de Ivry.
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