Una vez puesto en libertad trata de recuperar su antigua carrera religiosa y se convierte en predicador itinerante durante algún tiempo, hasta que alguien descubre su identidad y tiene que abandonar su condición de diácono.
Para el futuro Eliphas Levi empieza entonces una época de libertad interior y exterior, en la que abundan las necesidades de tipo económico. Tiene que ganarse la vida componiendo canciones y desempeñando oficios pasajeros.
Su preocupación por el orden social le lleva a leer a cuantos autores prometen una revolución en este sentido. Pero este interés por lograr una política social más justa no le aparta de su vocación por lo esotérico y muy especialmente por la alquimia* hacia la que siente una atracción especial.
Por estas fechas conoce a una mujer mucho más joven que él, a la que rapta y con la que terminará casándose. Se trata de la que, andando el tiempo, se convertirá en una famosa escultora, Claude Vignon.
La necesidad de la mujer será siempre una constante en la vida de este maestro del hermetismo. Defensor de la igualdad de la mujer, escribe un folleto que le llevará nuevamente a la cárcel.
Cuando queda en libertad vuelve a frecuentar los ambientes revolucionarios, de los que ya constituye todo un símbolo. De esta manera vive la revolución de 1848 en la que está a punto de ser fusilado.
A pesar de toda esta actividad social y política, Constant es un hombre nacido para el más puro hermetismo. Lee en profundidad a todos los místicos esotéricos, empezando por Jacob Böhme* y continuando con Martinès de Pasqually* y Louis-Claude de Saint-Martin*, sin olvidar a un escritor como Fabre d 'Oliyet* que ejerce una influencia muy fuerte en los pensadores esotéricos.
Al mismo tiempo se siente atraído por personalidades fuertes y, a veces, tenebrosas.
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