1 El simbolismo del árbol en la ecología simbólica del feng shui
2. El árbol hueco e inútil como reorientación medioambiental de la espiritualidad
2a. El árbol hueco e inútil como reorientación medioambiental de la espiritualidad
3. Desde el árbol sagrado a una política ancestral de economía sustentable
"La morera hueca [vacía], vasta y exuberante, se extiende hasta los ocho extremos del mundo… en ella está Xihe, quien controla las ideas y venidas del sol y la luna para hacer la luz y la oscuridad"
(Gui zang, 12a)
Esa luz y oscuridad -- controladas desde la mitológica "morera vacía" por la también mítica figura de Xihe -- que se alternan por los ocho extremos del mundo, son los dos opuestos complementarios yin y yang, la famosa intuición china (y símbolo sagrado del daoísmo, su "supremo último") que grafica el constante vaivén de todo lo que existe entre la actividad y la quietud.
En el Gui zang (14a) también se explicaba que esa "morera vacía" era la residencia de Huang Di, el mítico Emperador Amarillo y padre legendario de la medicina tradicional china, cuyo libro, el Huang Di nei jing su wen, (Libro de medicina interna del Emperador Amarillo) es hasta hoy texto de lectura obligado de todo terapeuta tradicional chino, y que también -- por su valor pedagógico sobre la doctrina de los 5 elementos – las personas interesadas en feng shui debieran leer. La enseñanza de Huang Di parte por lo siguiente:
"Yin y yang, los dos principios de la naturaleza, y las cuatro estaciones, son el principio y el final de todo, y la causa de la vida y la muerte. Quienes desobedecen estas leyes del universo provocan calamidades, y aquellos que las obedecen se mantienen libres de enfermedad, porque han logrado el Dao, el camino justo" (Huang Di nei jing su wen, 2)
Además de ser el hogar del Emperador Amarillo, el árbol Fusang - la morera sagrada del este – es también el mítico lugar de nacimiento de Confucio, uno de los sabios importantes de la humanidad y personaje de algún modo equivalente, para la antigüedad china (guardando las considerables distancias), de lo que fue Andrés Bello para Chile: el ordenador de sus costumbres, su ética y su pedagogía. Todo ello de acuerdo, en su caso, al sagrado imperativo de Huang Di de ajustar la conducción de los asuntos humanos según las leyes del cielo.