Aunque lo dicho hasta ahora contiene lo fundamental de todo lo que se puede decir sobre la biología del fenómeno social, caben algunas reflexiones:
El ser humano es constitutivamente social. No existe lo humano fuera de lo social. Lo genético no determina lo humano, sólo funda lo humanizable. Para ser humano hay quecrecer humano entre humanos. Aunque esto parece obvio, se olvida al olvidar quese es humano sólo de la manera de ser humano de las sociedades a que sepertenece. Si pertenecemos a sociedades que validan con la conducta cotidianade sus miembros el respeto a los mayores, la honestidad consigo mismo, laseriedad en la acción y la veracidad en el lenguaje, ése será nuestro modo deser humanos y el de nuestros hijos. Por el contrario, si pertenecemos a unasociedad cuyos miembros validan con su conducta cotidiana la hipocresía, elabuso, la mentira y el autoengaño, ése será nuestro modo de ser humanos y elde nuestros hijos.
Debido al carácter conservador de todo sistema social, toda innovación social es, al menosinicialmente, resistida y a veces, de manera extrema. Por esto, una innovaciónsocial se impone sólo, o por seducción, o porque los nuevos miembros no puedenevitar crecer en ella. Por último, como toda sociedad se realiza en la conductade los individuos que la componen, hay cambio social genuino en una sociedadsólo si hay un cambio conductual genuino de sus miembros. Todo cambio sociales un cambio cultural.
Todo sistema social humano se funda en el amor, en cualquiera de sus formas, que une a sus miembros y el amor es la apertura de un espacio de existencia para el otro como ser humano junto a uno. Si no hay amor no hay, socialización genuina y los sereshumanos se separan. Una sociedad en la que se acaba el amor entre sus miembrosse desintegra. Sólo la coerción de uno y otro tipo, es decir, el riesgo deperder la vida, puede obligar a un ser humano, que no es un parásito, a lahipocresía de conducirse como miembro de un sistema social sin amor. Ser socialinvolucra siempre ir con otro, y se va libremente sólo con el que se ama.
La conducta social estáfundada en la cooperación, no en la competencia. La competencia esconstitutivamente antisocial, porque como fenómeno consiste en la negación delotro. No existe la "sana competencia", porque la negación del otroimplica la negación de sí mismo al pretender que se valida lo que se niega. Lacompetencia es contraria a la seriedad en la acción, pues el que compite novive en lo que hace, se enajena en la negación del otro.
Lo central del fenómenosocial humano es que se da en el lenguaje, y lo central del lenguaje es quesólo en él se dan la reflexión y la auto-conciencia. El lenguaje en un sentidoantropológico es, por lo tanto, el origen de lo humano propiamente tal, a lavez que su caída y liberación. El lenguaje saca la biología humana del ámbitode la pura estructura material, e incluye en ella el ámbito de la estructuraconceptual, al hacer posible un mundo de descripciones en el que el ser humanodebe conservar su organización y adaptación. Así, el lenguaje da al ser humanosu dimensión espiritual en la reflexión, tanto de la autoconciencia como de laconciencia del otro.
Pero el lenguaje es también la caída del ser humano, al permitir las cegueras frente al serbiológico que traen consigo las ideologías descriptivas de lo que debe ser.¿Quién no ha tenido la experiencia de desgarramiento interno al negarse acompartir o a ayudar al que necesita ayuda? El que cada vez que nos negamos aayudar o a compartir recurramos a una explicación para justificar nuestrorechazo prueba, por una parte, que todo rechazo a ayudar o compartir haceviolencia a nuestro ser biológico básico, y, por otra, que nuestras ideologíasjustificativas nos ciegan frente a nosotros mismos y los demás.
Todo lo dicho muestra que no existe, biológicamente hablando, contradicción entre lo social y loindividual. Al contrario, lo social y lo individual son, de hecho,inseparables. La contradicción que la humanidad llega a vivir en este dominioes de origen cultural. Es el resultado de:
a) la sobrecarga ecológica que produce y que ha producido en la historia de la humanidad, una población humana siempre creciente y que trae consigo la ceguera que genera la justificación ideológica, de la competencia por la subsistencia; y,
b) la exclusión que toda sociedad hace de todo ser que no satisface las condiciones de pertenencia que la definen, y que justificamos ideológicamente, a pesar de saber por íntima reflexión que todos los seres humanos, como seres humanos, somos iguales. Esto tiene sólo una salida: la estabilización y eventual reducción de la población mundial, y la inclusión efectiva de todo ser humano en la misma comunidad social.
En la historia de la humanidad, la formación de grandes comunidades, con la sobrecarga del medionatural que ello implica, priva a cada vez más seres humanos de su acceso librea los recursos de subsistencia que ellos necesitan y queda, necesariamente, enla sociedad como sistema de convivencia la tarea (responsabilidad) deproporcionarlos. Esta tarea (responsabilidad) es frecuentemente negada conalgún argumento que pone al ser individual como contrario al ser social. Esto,como hemos visto, es falaz. La naturaleza es para el ser humano primitivo elreino de Dios, el ámbito donde encuentra a la mano todo lo que necesita siconvive adecuadamente en ella. Para el ser humano moderno la sociedad es lanaturaleza, el reino de Dios, que debe configurar el ámbito donde encontrar ala mano todo lo que hace su bienestar como resultado de su convivir en ella.Esto en general no ocurre, y lo impide la enajenación que generan el apego y eldeseo de posesión, enajenación que transforma todo, las cosas, las ideas, lossentimientos, la verdad, en bienes apropiables, generando un proceso que privaal otro de lo que debiera estar, para él o ella, a la mano como resultado de sumero ser y hacer social. En el apego, en el deseo de posesión, negamos al otroy creamos con él o ella un mundo que nos niega.
Los problemas sociales son siempre problemas culturales, porque tienen que ver con los mundos que construimos en la convivencia. Por esto, la solución de cualquier problema socialsiempre pertenece al dominio de la ética, es decir, al dominio de seriedad enla acción frente a cada circunstancia que parte de aceptar la legitimidad detodo ser humano, de todo otro, en sus semejanzas y diferencias. Es la conductade los seres humanos, ciegos ante sí mismos y el mundo en la defensa de lanegación del otro, lo que ha hecho del presente humano lo que es. La salida,sin embargo, está siempre a la mano porque, a pesar de nuestra caída, todossabemos que vivimos el mundo que vivimos, porque socialmente no queremos vivirotro.
La guerra no llega, la hacemos; la miseria no es un accidente histórico, es obra nuestra porquequeremos un mundo con las ventajas antisociales que trae consigo lajustificación ideológica de la competencia en la justificación de laacumulación de riqueza, mediante la generación de servidumbre bajo el pretextode la eficacia productiva; estamos aplastados por el exceso de población porquequeremos vivir sin hacernos cargo de que todos los seres humanos tenemosderecho al mismo bienestar biológico y, por lo tanto, social. En fin, afirmamosque el individuo humano se realiza en la defensa competitiva de sus interesesporque queremos vivir sin hacernos cargo del hecho que toda individualidad essocial, y que sólo se realiza cuando incluye cooperativamente en sus interesesde los otros seres humanos que la sustentan.
Es posible que para muchos lectores este artículo aparezca como difícil. Sin embargo, me parece quede hecho no lo es, pues estoy seguro, que todos los lectores conocen, por supropia experiencia, la naturaleza íntima del fenómeno social, y saben que sufundamento es ético. Es decir, estoy seguro que todos los lectores saben que lanaturaleza íntima del fenómeno social humano está en la aceptación y respetopor el otro que está en el centro del amor como fundamento biológico de losocial. Y, por último, estoy seguro que todos los lectores saben que la armoníasocial no surge de la búsqueda de lo perfecto a que invitan todas lasenajenaciones ideológicas, sino de estar dispuesto a reconocer que todanegación, accidental o intencional, particular o institucional, del ser humanocomo lo central del fenómeno social humano, es un error ético que puede sercorregido sólo si se le quiere corregir.
Biologie der Socialität, fue publicado originalmente en una separatade la Revista
Delfín, septiembre de 1985, Siegen, Stuttgart. La versión española corresponde a la
Publicada por los Talleres de Investigación en Desarrollo Humano (TIDEH).