I La meditación es el vaciado del contenido de la conciencia
Por placentera que pudiera ser, la vida que uno vive es una vida reiterativa; por deseable, por compleja que sea, es una vida de reiteración permanente -la misma creencia desde la infancia a la muerte, los mismos rituales, tanto en el templo como en la iglesia con la tradición que ello implica, una y otra y otra vez. Está la repetición del placer, el placer sexual o el placer de la realización, el placer de la posesión, el placer del apego, todo lo cual, por ser repetitivo, ocasiona el deterioro del cerebro. Mientras exista la persecución del placer como un proceso repetitivo, con la carga de temor que trae consigo y que el hombre no ha resuelto -lo ha rehuido, ha escapado de él, lo ha racionalizado pero, no obstante, el temor permanece-, el cerebro habrá de deteriorarse.
¿Qué es el amor? ¿Es placer -placer en el reiterativo acto sexual al que generalmente se llama amor? El amor de la esposa, en el cual hay gran placer, posesión y bienestar basados en el deseo, ¿es amor? Cuando existe un posesivo apego hacia el otro, tiene que haber celos, temor, antagonismo. Estos hechos son obvios -nada extraordinario o ideológico-, son hechos, 'lo que es'. Entonces, el apego ¿es amor? Y, ¿cuál es la base del apego? ¿Por qué se apega uno a algo, a la propiedad, a una idea, a una ideología, a una persona, a un símbolo, a un concepto que es llamado 'Dios'? Si uno no comprende plenamente la significación del apego, jamás podrá descubrir la verdad del amor. ¿Acaso la base del apego no es el temor de quedarse solo, de estar aislado, el temor al vacío, la sensación de la propia insuficiencia interna?
Nos apegamos a la gente, a las ideas, a los símbolos o a los conceptos, porque pensamos que en ellos hay seguridad. ¿Hay seguridad en alguna relación con otro? ¿Hay seguridad -que realmente es la esencia del apego- en la esposa de uno, o en el marido? Y si uno busca la seguridad en la esposa, en el marido, etcétera, ¿qué es entonces lo que ocurre? Uno posee -legalmente o ilegalmente. Y donde hay posesión tiene que haber miedo a la pérdida -por lo tanto, hay celos, odio, divorcio y todas esas cosas.
¿Es apego el amor? ¿Puede haber amor cuando hay apego? -con todas las implicaciones de esa palabra, que incluyen el miedo, los celos, la culpa, la irritación que conduce al odio-; todo eso está implícito cuando uno emplea la palabra 'apego'. ¿Puede, pues, haber amor si existe el apego? Estas son preguntas factuales, no teóricas. Estamos tratando con la vida de todos los días, no con alguna vida extraordinaria. Uno puede llegar muy lejos y muy profundamente si empieza muy cerca; vale decir, con uno mismo. Si uno no se comprende a sí mismo, no puede avanzar mucho. Estamos ahondando en problemas que son tremendamente importantes en la vida de cada uno de nosotros.