La reflexología es una modalidad curativa holística que trata de englobar a todo el cuerpo, así como a las afecciones que se padezcan, mediante la aplicación de presión a puntos reflejos específicos situados en pies y manos. Al trabajar sistemáticamente varios reflejos, usando un movimiento de avance paulatino del pulgar y de los dedos, el reflexólogo intenta aliviar el estrés y la tensión. Teniendo en cuenta los informes médicos que indican que al menos el 75 % de todas las enfermedades están relacionadas con el estrés, la reflexología puede ejercer un gran impacto sobre la salud y el bienestar. También ayuda a relajar los efectos del estrés y la tensión sobre la musculatura del cuerpo, el sistema nervioso y el suministro de sangre, sentando así los fundamentos para que activen todas las otras curaciones. A menudo, a los pacientes les sorprende sentirse llenos de energía y al mismo tiempo relajados después del tratamiento.
Al buscar los puntos sensibles en los pies o las manos o en las zonas donde se aprecien como diminutos guisantes o granos de arena bajo la piel, el reflexólogo puede identificar las zonas congestionadas del cuerpo e intentar mejorar el suministro sanguíneo y desbloquear los impulsos nerviosos a esas zonas, intensificando así la capacidad del cuerpo para curarse a sí mismo. Como cada glándula, órgano y parte del cuerpo están representados por reflejos en los pies y las manos, los reflexólogos creen que estos mismos indicadores ayudan a identificar zonas que están desequilibradas y que no trabajan a su nivel óptimo. La reflexología es también efectiva para restaurar el estado dinámico del cuerpo, es decir, la homeostasis o equilibrio.
Aunque los reflexólogos no diagnostican, recetan o tratan problema específicos, estas claves les dan una imagen más clara de lo que está sucediendo. Un reflexólogo bien capacitado también puede identificar zona problemáticas mirando simplemente el pie, en busca de decoloraciones, callos o zonas hinchadas.