El concepto original de presión fuerte con los dedos para romper los «granos de arena» en los lugares sensibles situados por debajo de la piel, ha dado paso a tratamientos mucho más ligeros. Se descubrió que la incomodidad y los magullamientos que constituían en ocasiones una característica de las técnicas originales eran contraproducentes y creaban estrés, además de provocar una tensión excesiva en los dedos del profesional. Las manos tienen un modelo similar que el de los pies y se pueden usar para tratar diversos órganos, lo que resulta muy útil para el autotratamiento.
Durante la década de 1980, una serie de reflexólogos ingleses descubrieron que el tratamiento con una presión tan ligera como una pluma era beneficioso. Este método también les permitía inducir la relajación con mayor facilidad y observar la respuesta del paciente a las diversas zonas de sensibilidad. Este enfoque ha sido ampliamente utilizado por las maestras británicas Christine Jones y Pat Morrell, que también han desarrollado métodos de diagnóstico utilizando el aspecto de las zonas de incomodidad sin llegar a tocar la carne.
Aunque los reflexólogos que no sean médicos no pueden hacer comentarios sobre enfermedades específicas a menos que estén cualificados para hacerlo, se espera de ellos que expresen su propia interpretación especializada de la sensibilidad, tal como se refleja en los pies o las manos. Así, el diagnóstico reflexológico indicará a menudo zonas potenciales de enfermedad que exijan la consulta con otros especialistas.
La reflexología la puede aplicar con éxito cualquiera que haya completado un curso y haya sido valorado por un examinador externo. No obstante, los niveles de competencia pueden variar entre terapeutas que actúan en los salones de belleza con sencillas técnicas de relajación y control del estrés y otros profesionales con capacidad para tratar enfermedades. Estas variaciones en las habilidades se asocian a menudo con la cobertura concreta de un seguro que puede limitar su uso. Los profesionales también se dan cuenta de que cuando ofrecen curación, el paciente dice experimentar sensaciones adicionales de paz y serenidad. Los profesionales deberían comprender el acto de la curación, puesto que puede tener un sustancial valor añadido.
Recientes ensayos realizados en el Reino Unido sugieren que cuando se aplica reflexología a los pacientes operados, se acelera el proceso de curación. La reflexología Morrell se ha utilizado en pacientes de cirugía sustitutiva de cadera y rodilla y los resultados han sido tan interesantes que se piensa continuar la investigación.
La reflexología se practica en toda Europa desde principios de la década de 1970, pero sólo en los últimos años ha sido ampliamente aceptada en Estados Unidos. Su crecimiento es imparable, a medida que quienes fueron ayudados por la reflexología han asimilado sus técnicas para ayudar a su vez a familiares y amigos. Durante los diez últimos años ha evolucionado desde una modalidad curativa practicada casi en la intimidad hasta convertirse en una de las terapias complementarias de mayor aceptación, practicada ahora en todo el mundo. Es habitual en muchos hospitales europeos y el tratamiento complementario más popular en Dinamarca.