IV_98. El fuego que quema un trozo de madera se apaga cuando ha consumido toda la madera; así también la mente, cuando permanece concentrada (y no busca más combustible), se disuelve en nada.
IV_99. La mente (antahkarana) es como un ciervo que, atraído por el sonido del reclamo, se queda inmóvil y puede ser herido fácilmente por un arquero (es decir, totalmente silenciada por aquel que domina prâna).
4.100. Lo que se puede oir ahora es la resonancia mística de un sonido; y la quintaesencia de eso que se oye es el supremo objeto de conocimiento, la consciencia absoluta (caitanya); antahkarana (mente) se vuelve una con caitanya, se disuelve en ella; este es el supremo estado de Vishnu (el omnipenetrante ser).
4.101. El concepto de akâsha (el substrato del sonido) existe sólo mientras el sonido puede escucharse; la máxima realidad (brahman) expresada en el silencio, es el supremo âtman.
4.102. Todo lo que se escucha bajo forma del místico nada es realmente shakti; es el estado que está más allá de toda forma, en el que los elementos (tattva) se disuelven (laya), es el Supremo Señor(parameshvara).
4.103. Todas las prácticas del hathayoga y el layayoga no son más que medios para conseguir el rajayoga; quien logre el rajayoga triunfará sobre la muerte.
4.104. La mente es la semilla, el hathayoga el suelo y vairâgya el agua; con estos tres elementos crece rápidamente el árbol (kalpavriksha) del unmani-âvasthâ.
el kalpavriksha es un árbol mítico que cumple todos los deseos; en el estado de trascendencia mental unmani-âvasthâ también se cumplen todos los deseos.
4.105. Por medio de la constante meditación en nada, se destruyen todos los deseos acumulados, y la mente y el prâna se disuelven definitivamente en la inmaculada consciencia absoluta (vacía de todas las gûna).
4.106. Durante unmani-âvasthâ el cuerpo se parece a un trozo de madera y el yogui no se inmuta ni por los fuertes sonidos de la concha marina ni por el del dundubhi.
4.107. El yogui que supera todos los estados y se libera de todos los pensamientos, parece como muerto (es decir, inmutable ante los estímulos externos) y se halla liberado, sin duda alguna.
(hay cinco estados o avasthâ: jagrat, svapna, sushupti, murcha y marana)