Al margen de Hermes, ese padre real o fabuloso del esoterismo universal, hay dos figuras que no pueden pasarse por alto en los primeros siglos de nuestra Era: Zósimo de Panópolis y María la Judía.
De la vida de María, llamada la Judía, no se sabe mucho, si bien se cree que fue contemporánea de Zósimo.
Sin embargo, algunos de sus inventos han pasado a la historia, corno es el caso del famoso «baño de María», método de calentamiento que lodos conocen.
María, sabia esotérica y alquimista, hizo numerosos descubrimientos entre los que Sadoul menciona el areómetro.
Es también la inventora de un curioso artefacto que podía cerrarse de forma hermética y en el que se guardaban delgadísimas láminas de metal, para su posterior tratamiento químico mediante la acción del vapor.