por Jorge Mendoza Vester
Con motivo de la visita de Chögyal Namkhai Norbu Rimpoché, fundador y guía de la Comunidad Dzogchén en Diciembre próximo, presentamos estas ideas en torno al budismo en la línea Dzogchén.
La historia del budismo comenzó con la Iluminación de Sidharta Gautama, (siglo V antes de nuestra era) quien luego de alcanzar este estado, decidió comunicar su experiencia liberadora a todos los seres.
En vida y especialmente en el siguiente siglo después de la muerte de Buda, sus enseñanzas se expandieron a través de la India.
Alrededor del siglo II apareció la senda del bodhisattva o el Mahayana, caracterizada por la motivación de liberar a todos los seres, como contrapartida a la línea del Teravada o Hinayana. Esta nueva forma del budismo, el Mahayana, fue la que acabaría por conquistar el norte, incluyendo China, Japón, Corea, Tíbet y Mongolia.
En el intervalo que va de los siglos VII hasta el XII, monjes, yoguis y eruditos cruzaron los Himalayas desde la India con los tesoros de las enseñanzas budistas. Durante ese período inicial se reúnen los talentos de Gurú Padmasambhava, el Rey Trisong Deutsen y el traductor Shantarakshita y fundan la primera escuela budista del Tíbet, conocida como la Escuela de la Antigua Traducción o en tibetano Nyingma.
A través de los siglos distintas corrientes y visiones se formaron en el Tibet. De ellas las más importantes surgieron como escuelas de pensamiento distintas. Todas tienen raíces, enseñanzas y tradiciones comunes, sin embargo la metodología usada por sus maestros para enseñar el camino a la iluminación es diferente. Estas escuelas principales son cuatro, la Nyingma, la Kagyu, Sakya y Gelukpa.
La enseñanza de Dzogchén siempre estuvo reservada, pues es tan directa que mucha gente le tenía algo de miedo y, en consecuencia, en cierta medida siempre hubo que mantenerla en secreto. Sin embargo, no cabe duda de que ella constituye la esencia de todas las enseñanzas Tibetanas. En la antigua tradición bön - tradición chamánica originaria del Tíbet y que antecede la llegada del budismo- existía una enseñanza dzogchén. Así, aunque las enseñanzas dzogchén no pertenecen ni al budismo ni al bön podemos considerarlas como la esencia de todas las tradiciones espirituales Tibetanas, tanto dentro de la primera de dichas religiones como dentro de la segunda.
Cada lugar tiene sus energías dominantes, y se dice que los chamanes del bön, que tenían la capacidad de dirigir las que imperaban en el Tíbet, utilizaron su poder para dificultar la implantación de las enseñanzas budistas. Padmasambhava tuvo que manifestarse a fin de controlar las energías locales y canalizarlas de modo que al transformarse en guardianes de las enseñanzas budistas, las protegiesen en vez de combatirlas.
Entonces gracias a la influencia de Padmasambhava, surgió la gran confluencia de las tradiciones espirituales de Örguién y de la India con las fuentes bönpo locales, integrando los sofisticados sistemas de cosmología, astrología, ritual y medicina de la cultura local. Este resultado es lo que hoy conocemos como la forma característicamente Tibetana de budismo.
La raíz de la palabra “bön” significa “recitar” o “cantar”, el término se aplicaba a los que recitaban mantras o realizaban rituales chamánicos. Las prácticas rituales, los bönpo, capacitan al individuo para superar el dualismo y adquirir maestría en el manejo espontáneo de la energía.
Con esto presente, y considerando que las tradiciones espirituales del Tíbet constituyen la esencia de la cultura Tíbetana, podemos usar las enseñanzas dzogchén como una clave para la comprensión de esa cultura. Todas las facetas de la cultura tibetana son el resultado de la visión unificada de los maestros realizados de las tradiciones espirituales.
“Las enseñanzas Dzogchen no son una filosofía, ni una doctrina religiosa, ni tampoco una tradición cultural. Entender el mensaje de las enseñanzas significa descubrir la verdadera condición de uno mismo, despojada de todas las decepciones y falsificaciones que crea la mente. El mismo significado del término tibetano Dzogchen ("Gran Perfección") se refiere al verdadero estado primordial de cada individuo y no a alguna realidad trascendente.”i
Hoy en día es mucha la gente que no tiene el más mínimo interés en asuntos espirituales, falta de interés que es reforzada por la visión materialista que impera en nuestras sociedades. Si se le pregunta a gente de este tipo en qué cree, la respuesta puede incluso ser "no creo en nada". Tales individuos piensan que toda religión está basada en la fe, la cual no les parece mucho mejor que la superstición, y que las religiones en general no son aplicables al mundo moderno. Ahora bien, el dzogchén no exige la adopción de creencia alguna, ni puede siquiera ser considerado como una religión. Este sistema se limita a sugerir que el individuo se observe a sí mismo y así pueda descubrir su verdadera condición.
Si surge un pensamiento observa lo que está surgiendo; si no surgen pensamientos observa ese estado calmo. Ambos momentos son igualmente vacíos.
En las enseñanzas dzogchén se considera que el individuo funciona en tres niveles interdependientes: el cuerpo, el de la voz o energía y el de la mente.
El cuerpo, es algo básico para la existencia, y los límites y problemas del mismo son tangibles. Sentimos frío y hambre, sufrimos dolor y soledad.
El nivel de la energía o voz no es tan fácil de percibir y, en consecuencia, su comprensión no es tan universal. Ahora bien, si la energía de un individuo está alterada, ni su cuerpo ni su mente están equilibrados.
En general, nuestras mentes son complicadas y están muy confundidas. Si intentamos obtener una cierta calma, es probable que no lo logremos, que nuestra energía nerviosa y agitada lo haga imposible.
Para enfrentar estos problemas de cuerpo, voz y mente, las enseñanzas dzogchén presentan ejercicios que actúan sobre cada uno de estos tres niveles, los cuales pueden integrarse en nuestra vida cotidiana haciéndonos pasar de la tensión y la confusión a la sabiduría y la verdadera libertad.
El primero de los Tres Principios de Garab Dorlle es "Introducción Directa": el maestro debe transmitir al discípulo, al margen del intelecto, la vivencia directa del Estado primordial.
Además de la Introducción Directa, la enseñanza contempla lo que se conoce como Introducción Simbólica y lo que se ha llamado Introducción Oral.
El Dzogchén en relación a las grandes tradiciones del Budismo
Abandona las acciones negativas, actúa siempre con perfecta virtud, obtén el dominio total de tu propia mente: ésta es la enseñanza del Buda.
Aunque todas las tradiciones reconocen la existencia del problema básico del sufrimiento, sus métodos para enfrentarlo y lograr que el individuo recupere la vivencia de la unidad primordial son diferentes. La tradición Hinayana del budismo aplica el Sendero de la renuncia, enseñado por el Buda Shakyamuni. Esta considera al ego como un árbol venenoso, y el método que aplica consiste en arrancar una a una las raíces del árbol. Uno tiene que superar todos los hábitos y tendencias que se consideran obstáculos para la liberación. El ideal es el del monje o la monja, que toma el máximo número de votos. Obrando de la manera descrita, mediante el desarrollo de varios estados de meditación debemos recrearnos como individuos puros que han trascendido las causas del sufrimiento, o sea, como arhants que no regresan ya al ciclo de nacimientos y muertes.
Desde el punto de vista del Mahayana, perseguir de esta manera sólo la propia salvación, no es precisamente ideal. En el Mahayana se considera que se debe trabajar por un bien mayor que el propio, anteponiendo al anhelo de alcanzar la realización, el deseo de que todos los demás seres se realicen, incluso regresando al ciclo del sufrimiento para ayudar a otros. Quien practica de esta manera es llamado "bodhisattva ".
Aunque el Hinayana o "vehículo menor" y el Mahayana o "vehículo mayor" pertenecen ambos al Sendero de la renuncia, sus enfoques son diferentes. En el Mahayana uno se concentra más bien en cortar la raíz principal, de modo que luego las otras raíces se sequen por sí mismas. La forma de cortar la raíz principal es trabajar para descubrir la vacuidad esencial, tanto del sujeto como de todos los objetos, y desarrollar la compasión suprema.
En el Mahayana el tipo de intención tras nuestros actos es considerada más importante que la naturaleza de los actos mismos. Al darle tanta importancia a las intenciones que hay tras nuestras acciones, el Mahayana considera que toda práctica debe realizarse en beneficio de los demás.
El budismo Zen es un Sendero del Mahayana. Ahora bien, puesto que frecuentemente se dice que el Zen es un Sendero no gradual, mucha gente piensa que debe ser lo mismo que el dzogchén, que tampoco puede ser considerado gradual. Sin embargo, tanto los métodos de los dos sistemas en cuestión como los resultados obtenidos mediante la aplicación de los mismos son fundamentalmente diferentes.
Dzogchén indica el resultado del Anu Yoga y el Sendero de autoliberación con sus tres aspectos de base, sendero y fruto; y, en efecto, el resultado del Anu Yoga no es otro que el estado de dzogchén del que se parte en el Sendero de autoliberación. En el segundo sentido, el Dzogchén no es ni Sutra ni Tantra, no es una vía gradual, ni se ve a sí mismo como el punto más alto de una jerarquía de niveles. Como Sendero de autoliberación, no pertenece al Sendero de transformación y no emplea la visualización como práctica principal; sin embargo, estando más allá de todo límite, puede utilizar métodos de cualquier otro nivel como prácticas secundarias.
Tantra. Los varios niveles de Tantra -o sea, del vajrayana tienen como fundamento y punto de partida la vacuidad de todos los fenómenos, el principio de shunyata. Todos ellos funcionan sobre la base de ese principio por medio de la aplicación de la visualización, pero ésta se emplea en forma diferente en cada nivel a fin de reintegrar la vivencia de la energía del individuo, con la del universo de la que parecía haberse separado.
(i) Ati Yoga (yoga primordial).
(ii) Anu Yoga (yoga completo).
(iii) Maha Yoga (gran yoga).
(i) Yogatantra.
(ii) Ubhayatantra (tantra neutro o intermedio).
(iii) Kriyatantra (tantra de la acción).
En los días que Namkhai Norbu estará en Chile compartirá en profundidad estas y otros aspectos del Dzogchén con quienes estén dispuestos a vivir estas experiencias.
Nació en Tíbet el 8 de diciembre de 1938. Se dice que en el momento de su nacimiento los rosales y los árboles frutales frente a su casa florecieron a pesar de estar en invierno, lo cual, es interpretado como el signo de renacimiento de un gran ser.
A la edad de dos años fue reconocido como Adzom Drugpa, un alto tulku (Lamas que reencarnan a conciencia) de la escuela Nyigma. Más tarde fue reconocido como la emanación de Pema Karpo quien por sucesivas encarnaciones fue el rey de Bhutan.
A los cinco años de edad comenzó sus estudios formales ingresando al monasterio sakyapa de Degue Gonchen. Luego, a los nueve años, rinde con distinción sus exámenes para entrar a la universidad monástica a pesar que la edad mínima de entrada era a los 13 años. Estudia filosofía, historia, ritual, astrología, medicina, dibujo y práctica del mandala.
Después de completar sus estudios académicos, recibió enseñanzas de importantes maestros de dzogchén y practicó con ellos. Cuando los eventos políticos hicieron que abandonase el Tíbet, se estableció en Sikkim. Luego trabajó como profesor en el Instituto para el Medio y el Extremo Oriente en Roma y, más adelante, en el Instituto Universitario Oriental en Nápoles.
Yoga tibetano antiguo que llega hasta nosotros por medio de un linaje ininterrumpido de maestros, correspondiéndole a Namkhai Norbu Rinpoche transmitir esta enseñanza en occidente.
En Tibetano Yantra puede significar una “forma geométrica” así como un mandala o también puede expresar ”movimiento del cuerpo”. Con movimiento se pueden generar muchas “formas geométricas”, y esto también es Yantra Yoga. El movimiento se usa en Yantra para coordinar o guiar la “energía vital” o prana.
En la práctica de Yantra Yoga se usa el cuerpo, como la voz y la mente: con el cuerpo se realizan posiciones y movimientos, con la voz es posible realizar técnicas de pranayama –respiración- y con la mente existen formas de contemplación. Cuando se aplican las tres en conjunto, es posible obtener el “conocimiento real”, es decir, el entendimiento de nuestro “estado primordial”, de nuestra condición original. Este es el significado real de yoga en Yantra Yoga.