En 1857 publicó una obra El Libro de los Espíritus, calificada por él mismo como la «Biblia del espiritismo». La obra tuvo desde el primer momento un notable éxito, traduciéndose a la mayoría de las lenguas. Semejante triunfo convenció a Kardec de que, en realidad, estaba llamado a desempeñar un papel trascendente en este mundo. Desde ese momento su entrega a la misión que creía se le había encomendado fue total. Fundó un periódico, Le Revue Spirite, que todavía sigue activo, y creó la Sociedad Parisiense de Estudios Espiritistas. En años sucesivos publicó una serie de obras.
Murió en 1869, víctima de una enfermedad cardíaca y agotado por el ingente trabajo a que se había entregado.
La doctrina espiritista ha engrosado sus filas con millones de adeptos en todo el mundo, si bien actualmente ha decaído de forma muy apreciable. El pensamiento y la filosofía espiritista, basados en postulados irracionales, se desarrollan por vías de una lógica que se muestra irrefutable. Dice Kardec que en el momento de la muerte, el alma sufre un trastorno muy grande, separándose del cuerpo sólo de una forma gradual. Esta separación puede ser bastante rápida o exigir años. Pero el alma aún no está desprendida totalmente de la materia, por el hecho de que esté desencarnada. Sigue prisionera de un tercer principio: el periespiral'. Con ese término designa Kardec una envoltura, una especie de cuerpo fluido, vaporosa y diáfana, que resulta invisible en su estado normal pero que, en algunos casos, puede hacerse visible e incluso tangible, debido a una «condensación molecular». De este modo se explica el fenómeno de las apariciones y los contactos.
Según Kardec, esta envoltura, o periespíritu, existe mientras el cuerpo está con vida, pues constituye el vínculo entre el espíritu y la materia. A la muerte del cuerpo, el alma o el espíritu -pues para él ambos son la misma cosa-, se desembaraza solamente de la envoltura grosera, pero sigue conservando la segunda. Esta envoltura semimaterial del espíritu, es el agente de los diferentes fenómenos por medio de los cuales aquél manifiesta su presencia.
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