III. 35 La mente que está sujeta a cambio y "Lo que percibe", que no lo está, están próximos pero son, sin embargo, de carácter distinto y diferenciado. Cuando la mente está dirigida hacia el exterior y actúa maquinalmente, dirigiéndose hacia los objetos, hay placer o dolor. Sin embargo, cuando en el momento adecuado una persona inicia una indagación sobre la naturaleza misma del vínculo entre "Lo que percibe" y la percepción, la mente es desconectada de los objetos externos y aparece la comprensión de "Lo que percibe".
III. 36 Comienza entonces la adquisición de aptitudes extraordinarias de percepción.
III. 37 Para una persona que ha de recaer en un estado de distracción, vale la pena poseer este conocimiento extraordinario y las capacidades adquiridas por medio de samyama. Pero para alguien que busca únicamente un estado continuo de Yoga, los resultados del samyama son obstáculos en sí mismos.
III. 38 Por la indagación sobre la causa de esta rígida situación que liga la mente al individuo y por el examen de los medios para relajar esta rigidez, aparece un gran potencial en el individuo para ir más allá de sus límites personales.
III. 39 Por el dominio de las fuerzas que transmiten las sensaciones del cuerpo a la mente, es posible dominar los estímulos externos. Por ejemplo, se puede soportar el contacto del agua a cualquier temperatura o los pinchazos de espinas; se puede caminar sobre superficies inestables e incluso sentirse ligero como un globo.
III. 40 Por el dominio de samâna se pueden experimentar sensaciones de calor excesivo.
III. 41 Practicar samyâma sobre la relación entre el oído y el espacio desarrolla un extraordinario sentido de la audición.
III. 42 Por la práctica de samyama sobre la relación entre el cuerpo y el espacio y por el estudio de las propiedades de los objetos que flotan en el aire, como una flor de algodón, puede conseguirse el conocimiento del desplazamiento en el espacio.
III. 43 Con el estudio de estos fenómenos y con el desarrollo de las condiciones en las que la mente no comete error de percepción aparece una facultad extraordinaria que permite sondear la mente de los demás. También se reducen las nubes que oscurecen la percepción correcta.
III. 44 La práctica de samyama sobre el origen de la materia, bajo todas sus formas, manifestaciones y usos, permite desarrollar el dominio de los elementos.
III. 45 Cuando los elementos son dominados ya no se es perturbado por ellos. El cuerpo alcanza la perfección y ya son posibles capacidades extraordinarias.
III. 46 La perfección del cuerpo se traduce en bellos rasgos, encanto a los ojos de los demás, firmeza y fuerza física inhabituales.
III. 47 El dominio de los sentidos se adquiere por la práctica de samyama sobre la facultad sensorial de observar sus respectivos objetos, sobre la manera en que estos objetos son comprendidos, en que la persona se identifica con el objeto, en que los objetos, los sentidos, la mente y "Lo que percibe" están en relación mutua y sobre lo que resulta de dicha percepción.
III. 48 Entonces la reacción de los sentidos será tan rápida como la de la mente. Éstos percibirán con agudeza y la persona será capaz de influir en las características de los elementos.