III. 9 La mente puede tener dos estados, basados en dos tendencias distintas: la distracción y la atención. Ahora bien, a cada instante prevalece un solo estado y ese estado determina el comportamiento, las actitudes y los modos de expresión de la persona.
III. 10 Por una práctica constante e ininterrumpida, la mente puede mantenerse en el estado de atención durante largo tiempo.
III. 11 La mente alterna entre la posibilidad de una intensa concentración y un estado que otros objetos pueden llamar su atención.
III. 12 La mente alcanza un nivel en que permanece en sólida y continua relación con el objeto. Las distracciones dejan de aparecer.
III. 13 Así como se ha establecido que la mente tiene diferentes estados, que originan diversos modos de comportamiento, actitudes y posibilidades en el individuo, también se puede decir que los cambios en cuestión pueden suceder en todos los objetos de percepción y en los sentidos. Estos cambios pueden manifestarse a distintos niveles y ser influidos por fuerzas exteriores como el tiempo o nuestra inteligencia.
III. 14 Una sustancia contiene todas sus características y, según la forma particular que adopta, aparecerán las características que correspondan a esta forma. Sin embargo, sea cual sea la forma, sean cuales sean las características visibles, existe una base que las abarca a todas. Ciertas características aparecieron en el pasado, otras aparecen ahora y otras pueden revelarse en el futuro.
III. 15 Al cambiar el orden o secuencia del cambio, las características de un tipo determinado pueden ser modificadas hacia otro tipo distinto.
III. 16 Practicar samyama sobre el proceso de cambio, sobre la forma en que éste sufre la influencia del tiempo o de otros factores, desarrolla el conocimiento del pasado y del futuro.