Huei Tsé dijo a Chuang Tsé:
-¿Han estado los Hombres. en su origen, exentos de pasiones?
-Por supuesto -replicó Chuang tsé.
-¿Pero si un hombre no tiene pasiones -arguyó Huei Tsé-, qué esto que lo hace un hombre?
-Tao -replicó Chuang Tsé-, le da sus expresiones y Dios le da su forma. ¿Cómo puede entonces dejar de ser un hombre?
Si es entonces un hombre -dijo Huei Tsé---, ¿cómo puede estar exento de pasiones?
-El bien y el mal (aprobación y desaprobación) -contestó Chuang Tsé-, es lo que yo significo como pasiones. Por un hombre sin pasiones quiero dar a entender uno que no permite que los gustos y disgustos perturben su economía interna, sino que prefiere estar en línea con la naturaleza y no trata de mejorar (los materiales de) lo viviente.
-¿Pero cómo puede un hombre vivir su vida corporal -preguntó Huei Tsé-, si no trata de mejorar (lo que hay de material) en su vida?
- Tao le da su expresión -dijo Chuang Tsé-, y Dios le da su forma. Él no permitirá que los gustos y los disgustos perturben su economía interna. Porque ahora estás tú dedicando tu inteligencia a lo externo, desgastando tu espíritu vital, ¡Apóyate contra un árbol y canta; o siéntate contra una mesa y duerme! Dios te ha dado la forma, pero tu único pensamiento es lo duro y lo blando.