El taller de sexualidad abordará en este tercer número de nuestra revista, la importancia que tiene para una sexualidad plena el que la pareja se coordine y se acompase en los juegos, ritmos, caricias y fantasías. Uno de las dificultades más comunes en las parejas está en aprender a conectarse de una manera más orgánica y energética en el espacio de la sexualidad. Debido a la complejidad de expectativas culturales asociadas al género, tal como lo expusimos en nuestro número anterior, se hace muy difícil el conectarse con la "animalidad "y el natural flujo de la energía sexual. Es así como muchas mujeres viven con dificultad el sentirse excitadas y sobre todo las mujeres con una ideología crítica de los estereotipos machistas, están en constante lucha intelectual por no verse como objetos sexuales, desconectándose de su cuerpo y de las sensaciones provenientes de la animalidad, que hay en cada uno de nosotros. El término animalidad se usa en este caso para señalar la información proveniente de la memoria de especie o memoria filogénica,
Otra parte importante de las mujeres se desconectan por el temor de parecer demasiado interesadas por el sexo o por pensar que lo animal u orgánico es poco elevado y pertenece al mundo de lo pecaminoso o falto de dignidad (concepto muy usual en nuestra cultura judeo-cristiana occidental, en que mente y cuerpo son entidades separadas y el cuerpo es algo de índole inferior). Esto mismo acaece a los hombres quienes en su afán de probarse a sí mismos y a su grupo de pares su virilidad, viven su sexualidad con ansiedad y muy poco conectados con su cuerpo y el ritmo de su pareja. La sexualidad masculina en nuestra cultura occidental está muy influida por estereotipos e imágenes corporales sobre que tipo de mujeres son deseables y cuales no, llenando de fantasías y modelos ajenos el encuentro sexual y casi siempre llevándolo a la mente y los pensamientos y no a sus sensaciones más internas y corporales. En este sentido los hombres no están desconectados de su corporalidad pero sí se encuentran condicionados a sus pensamientos y modelos culturales para excitarse y conectarse con su sexualidad. No sería tan complejo si este proceso estuviera menos arraigado a su respuesta corporal y de vez en cuando se diera una conexión con la pareja y el flujo de su energía corporal en vez del flujo de las ideas y pensamientos condicionados culturalmente.
El tema de la imagen corporal es relevante en el proceso de conectarse con la pareja. Ambos se ven atrapados en la dificultad de tener que verse como lo indican los modelos culturales para sentirse atractivos para el sexo opuesto. Así inician serias dietas o planes de ejercicios, que si bien son importantes para la buena salud y la autoestima, no deberían regular la capacidad de conectarse con la sexualidad y con la pareja. Muchas veces sentirse gordos o poco atractivos constituye una de las principales causas de una baja conexión con la energía sexual y el deseo sexual. Esto hace que uno o ambos integrantes de la pareja se preocupen más de no verse mal o de que no les toquen aquellas partes que consideran poco atractivas y se van despegando de sus sensaciones internas y del otro. Algunos llegan incluso a perder el interés sexual por algunas mujeres cuando les encuentran alguna característica que no es de su agrado estéticamente ("guata", celulitis, falta de musculatura en ciertas zonas, pechos de un tamaño o forma fuera de la norma ).
La sexualidad es mucho más que una serie de expectativas, sueños, deseos o fantasías inculcadas por una cultura llena de intereses económicos, políticos y religiosos. La sexualidad es una forma de recordar nuestra conexión con el universo y con nuestra naturaleza humana y requiere de dos niveles para llegar a la plenitud.
Primero , un buen contacto con nuestro cuerpo y su natural flujo de la energía sexual que es donde se encuentra la sensualidad y la capacidad de dejar ir la mente y dejar al cuerpo responder. Segundo un profundo conocimiento del otro y la confianza y apertura para entregarse a este fluir en conjunto con el otro.
Para el primer aspecto es muy importante perderle el miedo a explorar el cuerpo , y conocer las zonas erógenas . Esto permite que cada uno busque las posiciones y movimientos que permiten un buen contacto y goce personal durante la relación sexual. Es también perder el miedo a verse excitado y fuera de l control de la cabeza.
A veces es bueno y recomendable trabajar frente al espejo y permitirse el juego con la propia sensualidad, especialmente en el caso de las mujeres que se ven muy afectadas por el tema de la imagen de sí mismas. Se sugiere probarse en algunas actitudes sensuales, mirarse e irse aceptando visual y kinéticamente (sensaciones corporales), en conexión con su sexualidad y sensualidad. Esto es fundamental ya que para los hombres el ver a una mujer permitiéndose el sentirse sensuales y excitadas los lleva a conectar con una parte más animal de su sexualidad y les permite desengancharse de los condicionamientos culturales respecto a cómo actuar o sentir durante el encuentro con la pareja.
En este espacio todas las caricias y contactos que lleven a que ambos vayan dejando fluir su energía sexual son de gran importancia y permiten comenzar a acoplar los ritmos de ambos. Así se van coordinando los ritmos la respiración y van permitiendo que la energía circule al interior de cada uno mientras "hacen el amor".
Esta expresión hace mención a un estado de apertura y aceptación del otro permitiendo que cada uno en articulación con la pareja, busque en su cuerpo cómo acercarse al movimiento que lleva al orgasmo. Ese estado en que ambos abren su circuito de energía y por unos instantes construyen un circuito de energía único, entre los dos. Este circuito de unión energética fue descrito por Reich como un instante único en que se disuelven los cierres energéticos de cada uno para formar parte de uno mayor que une ambos circuitos (ver artículo sobre terapia corporal).
Es a este tipo de conexión al que intentan llegar en China a través de la práctica del tao sexual o en India a través de la práctica del Tantra yoga y las instrucciones del Kamasutra, o las prácticas sexuales descritas en los antiguos grabados japoneses. Es a este aspecto al que se puede acceder si se trabaja en la capacidad de intersectar el contacto con la propia animalidad y el acompasamiento con la pareja..
El permanecer unidos después de hacer el amor es también un importante proceso que permite que cada uno retome nuevamente su circuito energético individual, y a la vez surjan las emociones. Cuando se han despejado los canales debido al movimiento de la energía, el pecho se expande permitiendo que las emociones y sentimientos surjan en cada uno mientras se estabilizan las energías y continúan unidos, ahora emocionalmente.
..."Hay que evitar la penetración súbita, sin algunos juegos previos. Los textos antiguos insisten en que los cuerpos de los amantes necesitan armonizarse gradualmente. De otra manera, quizá surjan complicaciones, sobretodo en la gente ya madura. La unión sexual afecta todos los órganos del cuerpo. Si se ejecuta como es debido, resulta en verdad vigorizadora, pero, si se abusa de ella, lleva al debilitamiento. Evite saltar tan pronto como ha conseguido el orgasmo y correr al baño para bañarse o ducharse. Quédese junto a su pareja y trate de saborear el tacto, gusto, olor y vista mutuos. Mezcle con toda conciencia las secreciones sexuales y absorba toda su potencia. Acaríciense, jueguen, hablen, rían, o mediten y de pronto, se sentirán listos para compartir de nuevo el éxtasis. Sobre todo, llene la experiencia de sexo con amor. Llame el amor desde sus profundidades y ofrézcalo a su pareja.
"En el Templo del Amor, no hay antes ni después, tan sólo el Eterno Ahora."
(Secretos Sexuales, N. Douglas y P. Slinger. Ed. Martínez Roca, 1982, pp. 324-325) .