De alguna forma la confusión entre lo que son nuestras necesidades y lo que elegimos para satisfacerlas contribuye a este encantamiento. Porque la imperiosa necesidad de beber podemos saciarla con un sencillo y gratificante vaso de agua o con la más exquisita de las bebidas.
Sin embargo, los publicistas conocen a la perfección cuan fácil de manipular son las personas es este sentido. Por ejemplo, la publicidad de cigarrillos, usa modelos de aspecto californiano, con movimientos atléticos, desbordando erotismo, en bellos ambientes naturales; en circunstancias que los estudios científicos muestran que el cigarrillo produce efectos contrarios: limita la acción física, altera los organismos, reduce la potencia sexual y contamina el ambiente.
Otro ejemplo, la mayoría de los usuarios de PC, a todo nivel, usan como sistema operativo alguna versión de Windows y el paquete de aplicaciones de escritorio Office, ambos de Microsoft, que tienen un costo elevado y se caracterizan por ser inestables y poco confiables según los especialistas. Desde hace varios años existe la alternativa y totalmente gratuita: Linux, este un sistema operativo, altamente confiable y estable, al punto que usado en la mayoría de los servidores web.
Ambas opciones satisfacen las necesidades de procesar información de los usuarios, sin embargo, el bien o satisfactor es distinto.
Desde Maslow, contamos con clasificaciones o categorías de necesidades humanas comprensivas. A saber: necesidades fisiológicas, necesidad de seguridad, necesidad de filiación (amor y afecto), necesidad de autoestima, necesidad de autorrealización.
Sin embargo, Manfred Max Neef fue el primero en distinguir entre necesidades humanas y satisfactores. El sostiene que las necesidades son universales, no cambian demasiado entre culturas, son finitas, pocas y clasificables. En cambio los satisfactores varían enormemente y son lo que distinguen una cultura.
Otra forma de clasificar las necesidades es en: necesidades del ser y necesidades del poseer. Esta es otra ordenación útil para comprender nuestras motivaciones y despejar la compulsión hacia la excesiva posesión, orientándonos a resolver las necesidades del ser.
Desde está perspectiva, introducir pequeños cambios en la forma que solucionamos nuestras necesidades, elegimos y producimos satisfactores puede tener un tremendo efecto en la humanidad y en el planeta.