Una de las cosas que centra para trabajar con otros es perder el temor a enfrentarse con el dolor o la pena de alguien, porque cuando uno esta haciendo un oráculo, o hace reiki, la gente llora de una manera, casi inexplicable desde una perspectiva racional. Aun así, uno tiene que escuchar ese llanto, no vincularse con él y tener suficiente solidez interior, para no perderse en el dolor del otro. En este punto hay que evitar hacer cosas para que el paciente resuelva aspectos para los que tal vez aún no sea el mejor momento.
Diría que esto da validez a cualquier intervención terapéutica, aun cuando desde mi objetividad entre paréntesis como sicóloga digo: "como, si no saben sicopatología" y me paseo en esa dualidad desde la objetividad sin paréntesis del saber teórico a esta otra mirada.
Está en nosotros hacernos cargo de nuestro emocionar, de contener y de devolver el propio flujo y creo que es una de los aspectos, que en general, en las disciplinas holísticas está presente y que está ausente en otras disciplinas.
Pienso que tenemos mucho que aportar también al conocimiento de otros terapeutas y otras disciplinas que trabajan con el ser humano de manera más directa.
Ximena Santa Cruz es psicóloga y Directora de Arte de Revista Ecovisiones.