Es en ese sentido me parece importante rescatar las antiguas tradiciones ancestrales. Me refiero, a nuestra cultura mapuche o a la antigua cultura hindú pre-védica de carácter matrístico, o a la línea taoísta de los primeros tiempos, en que había un entendimiento mucho más articulado entre los dos mundos, el femenino y el masculino, lo intuitivo y lo digitalizado.
Cuando se trabaja en terapia, siempre se mira hacia atrás. Llevo 17 años de clínica, especialmente terapia sistémica, lo que me da gran apertura al trabajar con realidades y familias que son universos propios.
Como terapeuta, siempre se está polemizando con los padres, por la dicotomía entre el control y dejar crecer. En ese dominio, los terapeutas nos enredamos porque también operamos desde nuestras certezas tratando de "ver" como padres y simultáneamente resolver el problema de las familias. Se supone que esto de ser trabajado desde una moral autónoma, que acepta la presencia de los opuestos y el permanente cambio en equilibrio.
Desde ese entendimiento, no podemos pedirle al Estado, que se haga cargo o, decirles a los demás: ¡Ustedes son malos terapeutas, no ejerzan!.
Hay un camino que se hace en equilibrio y que significa mucho tiempo y aprendizaje. Significa aprender a conversar con los terapeutas, sean sicólogos, terapeutas de reiki, o de disciplinas como la osteopatía que en Europa es reconocida.
El tema está en generar estructuras en que las formaciones sean similares y no tengamos una disciplina con un alto nivel de exigencia y con el mismo título que otra que no lo tiene.
Creo que estamos por el lado del entendimiento, la capacidad de dialogar entre las distintas instituciones educativas, más que quedarnos en una sola visión.
El aprendizaje principal en este nuevo paradigma es darnos permiso para ser adultos y hacernos cargo de nosotros mismos, como dice Maturana.
La mirada patriarcal, tiene un sesgo tremendo que la sitúa frente a cuestionamientos que no es capaz de resolver. Pero cuando se mira el conflicto desde arriba, se observa que el problema no está en el contenido, está en la dinámica de relaciones con las cuales nos estamos enfrentando, y el estado esta en ese problema permanentemente.
Es difícil y gratificante hacer una revista como ecovisiones, porque es un espacio que genera desafíos muy grandes. Hay que construir una manera de situarse ante el paradigma tradicional sin dejar de ser uno, sin dejar de tener esta mirada diferente. Creo que una de las riquezas, es entender que esta dinámica es inevitablemente circular, y que vamos aprendiendo a resolverla y a juntar los equilibrios.