Desde mi perspectiva de sicóloga, mi participación en el seminario me complicó por que me hizo preguntar: ¿desde donde me sitúo? Hay un tema que tiene que ver con la relación del consultante con el terapeuta y la famosa ética terapéutica y por otro el de la calidad del servicio terapéutico entregado. . Pero me dije, vamos más allá de los paradigmas con los cuales estamos trabajando para cuestionarnos la validez o no de las disciplinas holísticas.
Mi pregunta fue ¿Desde qué concepto de estado operamos cuando pensamos que tenemos que validarnos dentro del sistema jurídico para aceptar la existencia de una disciplina holística que contribuye a la calidad de vida y a una manera de entender la cosmogonía con la cual uno vive?
Me parece que desde un estado patriarcal, que determina una única mirada, y estoy refiriéndome a patriarcal, desde la mirada de Humberto Maturana. Este concepto es alternativo a matrístico en que hay múltiples miradas. En la perspectiva patriarcal existe una sola realidad organizada jerárquicamente, en la cual hay reglas y definiciones en torno a las que está estructurado el poder y que están por sobre los demás. En esta visión la diversidad no tiene cabida.
Como dice Maturana, uno pasea desde la objetividad sin paréntesis, hacia la objetividad con paréntesis, con una facilidad enorme, en un segundo se pasa de un paradigma a otro y hacemos juicios y negamos al otro, como otro válido en la convivencia.
Desde el paradigma patriarcal el estado es negador, un persecutor de brujas, esconde aquellas realidades que develan las reglas del juego, como diría Laing, un gran antipsiquiatra.
Para Bateson la cibernética es la mordida más grande que el hombre le ha dado a la manzana del conocimiento, porque en la medida que se revelan las reglas de las relaciones de poder, se pone a la mano la dinámica para cambiar esas relaciones.
En la medida en que nos adentramos en una mirada matrística y "vemos las pautas que conectan" y "jugamos el juego de darnos cuenta que efectivamente están jugando un juego que no nos gusta, podemos salirnos del juego".
A que voy con esto. Si vemos al estado como proveedor que resuelve nuestros problemas, un estado al que, desde una moral "heterónoma", como decimos los sicólogos, le preguntamos todo. Entonces, somos enjuiciados y calificados desde esa realidad.
En cambio, una manera de ver, en que aceptamos la diversidad, la complejidad, los cambios en el equilibrio, en la manera de relacionarnos, más que en el contenido, es una invitación que a lo mejor nos va a tomar miles de años.
En Chile tenemos la fortuna de contar con un gran biólogo como Humberto Maturana que ha avanzado en este sentido, explicitando desde la ciencia una biología del conocimiento y una biología del amor.
Remitiéndonos al dominio de la moral heterónoma, operamos desde una moral infantil, en que el papá nos dice que hacer, nos regula, papá nos da permiso, y negociamos con él si podemos o no ejercer el tarot y recurrimos a la ley para hacerlo.
Creo que ese dominio, nos está quedando chico y podríamos entrar en la adolescencia y cuestionar las normas.
En esta perspectiva, lo opuesto a la moral heterónoma es la moral autónoma. En la moral autónoma, se define desde uno las reglas de la relación. Eso permite una gran diversidad porque efectivamente cada uno es dueño de su propia realidad y en la medida en que se sea capaz de coordinarse con los demás, se puede construir una manera diferente de estar en el mundo.