Don Juan (Castaneda, 1974) señala que "los brujos están convencidos de que todos nosotros somos una manga de necios". y que "nunca podemos renunciar voluntariamente a nuestro trillado control, y por lo tanto necesitamos que se nos practique algún truco" (pág. 234). Y añade que este "truco" tiene el propósito de "distraer la atención de la persona, o atraparla, según el caso" (Ibíd.). Por ejemplo, don Juan le enseñó a Castaneda a acercase cautelosamente a una montaña del siguiente modo: debía curvar sus dedos, poner atención en sus brazos y luego dirigir sus ojos el hacía horizonte, a fin de experimentar en que consiste ser un "guerrero. Pero más tarde le dijo que todas estas instrucciones concretas carecían de importancia, y habían servido simplemente para apartar la razón y las rutinas habituales. Análogamente, Milton Erickson solía recomendar a sus clientes minuciosas tareas cuya única finalidad era desorganizar su contexto sintomático.
Tanto don Juan como Erickson recurrían, a la confusión para provocar el cambio Castaneda (1974) sostiene que para saltar de un mundo de la experiencia a otro se requiere una gran cantidad de experiencias ilógicas generadoras de confusión -los "trucos" de don Juan-. Erickson explica que esa confusión es una manera de distraer la conciencia del cliente, a fin de permitir que su inconsciente encuentre la solución.
Puede decirse que la cibernética es un procedimiento formal para examinar estos procesos y métodos de cambio. Según esta perspectiva, el síntoma forma parte de la lógica organizativa de su propia ecología. Los terapeutas que adoptan esta concepción prefieren hablar el lenguaje del cliente, su particular modalidad de comunicación sintomática. Hay un punto importante que a veces no se destaca lo suficiente: la comunicación sintomática siempre marca el rumbo del cambio terapéutico. En cierto sentido, todo lo que hace el terapeuta es suministrar un contexto dentro del cual el cliente pueda utilizar sus propios recursos para lograr el cambio o los cambios necesarios. Como dijo Milton Erickson (citado en Zeig, 1980): "No creo que el terapeuta haga otra cosa que brindar la oportunidad parra que usted piense en su problema en un clima favorable".