Una palabra de advertencia: este libro no es un manual sobre cómo practicar la terapia; lo que sigue tiene que ver, más bien, con el desarrollo de una epistemología y de un lenguaje formal para la terapia familiar. El propósito es mejorarla comprensión que tiene el clínico de su contexto, en el cual él es un miembro participante. Al mismo tiempo, importa advertir que la comprensión de la epistemología cibernética puede modificar por completo los propios hábitos de acción, dentro y fuera de la terapia.
Los terapeutas suelen parecerse a un cocinero más interesado en loa libros de recetas que en las teorías científicas sobre la nutrición. Extendiendo esta analogía podemos decir que por más que el cocinero aduzca que esas teorías nada tienen que ver con su arte culinario lo cierto es que su elección de las recetas y sus métodos reflejarán determinadas premisas sobre la nutrición, así como sobre las reglas que rigen en la cocina. En ese sentido, toda acción práctica corporiza ideas formales.
Si un clínico no reconoce las premisas, que subyacen en su manera de operar, esta falla en su comprensión Puede hacer que su trabajo resulte menos eficaz. Y lo que es más significativo, puede llevarlo a descoyuntar ciegamente un mapa teórico hasta llegar a sus consecuencias pragmáticas, centrado en su aplicabilidad pero ignorando su valor explicativo más general Bateson (1978) da la voz de alarma sobre esa explotación de la teoría: