Lo más notorio de la manera de trabajar de Milton Erickson era su misterioso modo da ingresar en el mundo vivencial de su cliente y alterarlo en forma tal que la sintomatología desaparecía y el sujeto podía echar mano de sus propios recursos. En el ejemplo mencionado, Erickson coloca la borrachera del individuo dentro del marco contextual de un "bastardo" que tomaba su querido álbum y lo arrojaba al canasto; a partir de entonces, el hombre no bebería un solo trago sin montar en cólera contra "ese bastardo de Milton Erickson" y esta misma cólera le daba un nuevo recurso para ayudarlo a manejarse con su problema.
Milton Erickson, lo mismo que Carlos Castaneda, ha ayudado a mucho terapeutas a sacarse de encima cualquier presunción de realismo ingenuo. Su obra nos está indicando que los terapeutas pueden desempeñar un activo papel en la reconstrucción del mundo de experiencias de sus clientes. Así como don Juan ayudó a Castaneda a alterar su realidad, Erickson ha alterado innumerables realidades de los terapeutas. Tal vez no sea accidental que Castaneda y Erickson alcanzarán popularidad más o menos al mismo tiempo: en las ciencias y humanidades está produciéndose una callada revolución que promete transformar el modo en que concebimos la experiencia humana.
Los profesionales vinculados con la salud mental suelen asociar directamente la terapia familiar a este Zeitgeist, este "espíritu de la época" en materia de ideas y de acción Sin embargo, la frase "terapia familiar" puede ser algo engañosa, pues alude a un conjunto muy variado de métodos y de teorías terapéuticas. Cuando yo la empleo, quiero referirme a aquellos enfoques de los problemas humanos más estrechamente conectados con un examen formal de los sistemas humanos de relación. Se afirma por lo común que esta orientación tiene sus raíces teóricas en la cibernética, la ecología y la teoría de los sistemas, pero figuras como don Juan y Milton Erickson son también ejemplos de su aplicación estratégica.