El valor de la obra de Castaneda radica en que cuestiona toda presunción de realismo ingenuo que podamos tener acerca de nuestro mundo, y en consecuencia, puede convencernos lo suficiente como para que empecemos a examinar de qué manera participamos en la construcción de nuestro "mundo de experiencia". La idea de que la realidad vivencial es construida por nosotros fue ilustrada por Puharich (1962), quien reunió a un grupo de estudiosos y los llevó a la India para observar a un faquir. Todos vieron que éste lanzaba al aire una cuerda y trepaba por ella -la célebre treta hindú de la soga-. Todos y cada uno de los estudiosos, repito, testimoniaron haber visto que esto sucedía. No obstante, cuando se proyectó la película filmada en esa ocasión resultó evidente que, después de que el faquir arrojara la cuerda al aire, aquélla había caído al piso, mientras todos permanecían en el mayor silencio. Los allí presentes habían construido un "mundo de experiencia" que la película cinematográfica no pudo registrar.
Este episodio nos insinúa que no hay correspondencia directa entre un suceso que ocurre "fuera" de nosotros y nuestra experiencia interior de él. Hasta podríamos llegar a proponer que el mundo, tal como cada uno lo conoce, es enteramente construido por él mismo; pero a mi juicio este "solipsismo ingenuo" es una concepción tan limitada como aquella otra según la cual el mundo real está "allí fuera" y nuestros sentidos no hacen más que forjar un modelo interno de él. Hay una concepción más abarcadora, que consiste en entender cada una de estas perspectivas (la del solipsismo ingenuo y la del realismo ingenuo) como atisbos sólo parciales de un cuadro total.
Análogamente, cada tanto se pone de moda que algún estudioso afirme haber atrapado la verdad, y cuando el clima académico cambie, declare devotamente que no existe nada que pueda llamarse la verdad. Sostengo que cualquier posición, perspectiva, marco conceptual de referencia o idea es la corporización parcial de una totalidad que jamás podemos captar por entero. La verdad puede hacemos caer en el lazo de vez en cuando, pero nosotros jamás podemos hacer caer en el lazo a la verdad.