Yo y muchos otros hemos llegado a darnos cuenta de algo nuevo. Se trata de esto: la única realidad que puedo visiblemente conocer es al mundo tal como yo percibo y experimento en este momento. La única realidad que posiblemente puedes conocer es el mundo como tú lo percibes y experimentas en este momento. Y la única certidumbre es que esas realidades percibidas son diferentes. ¡Hay tantos "mundos reales" como la gente existente! Esto crea un dilema de los más molestos como nunca se experimento antes en la historia.
Desde tiempos inmemoriales, la tribu o la comunidad o la nación o la cultura han coincidido en lo que constituye el mundo real. Con seguridad diferentes tribus o diferentes culturas pudieron haber sostenido visiones del mundo rigurosamente distintas pero al menos existía un grupo grande relativamente unificado que se sentía afirmado en su conocimiento del mundo y del universo y que sabía que su percepción era verdadera. Así la comunidad repudiaba condenaba perseguía y hasta mataba a aquellos que no estaban de acuerdo, que percibían la realidad de modo diferente. Copérnico, aunque mantuvo en secreto sus hallazgos durante mucho tiempo fue eventualmente declarado hereje. Galileo estableció pruebas de las visiones de Copérnico, pero a los sesenta años fue forzado a retractarse de sus enseñanzas. Giordano Bruno fue quemado en la pira en 1600 por enseñar que había muchos mundos en nuestro universo.
Los individuos que se desviaban de su percepción de la realidad fueron torturados y asesinados A mediados del siglo XIX, Ignaz Semmelweis, intenso y joven científico húngaro fue enloquecido por sus perseguidores por que formuló un entonces absurdo diagnóstico sobre la fiebre puerperal, temible flagelo de las salas de maternidad, diciendo que era portado de una mujer a otra por gérmenes invisibles en las manos e instrumentos de los doctores. Insensatez obvia, en términos de la realidad de esos días. En nuestras propias colonias americanas, aquellos de los que siquiera se sospechaba que poseían poderes psíquicos eran considerados brujos y eran ahorcados o aplastados con grandes rocas. La historia ofrece una serie continua de ejemplos del terrible precio pagado por aquellos que perciben una realidad distinta del mundo real sobre el que existe acuerdo. Aunque la sociedad ha llegado a menudo a un acuerdo eventual con sus disidentes como en las instancias que he mencionado, no cabe duda a que esta insistencia sobre un universo cierto y conocido ha sido parte del cemento que sostiene cohesionada una cultura.