Lo contrario a esto, sería la aceptación; implica que no neguemos al otro. Esa forma de amar, de aceptar al otro como un ser válido, nos muestra un mundo que se puede construir sin una verdad absoluta. La verdad o verdades son siempre en relación al contexto específico de cada persona. Bajo esa visión y citando a Maturana, pasamos de una concepción de Universo, a Multiverso (Coddou, Méndez, Maturana, 1995; ibid, 1997).
¿Es posible realmente pensar así?
Difícil pregunta, y la respuesta es aún más complicada. Sí ya se adelantaron y contestaron afirmativamente, creo que hay que pensarlo nuevamente. Son temas realmente duros los que surgen acá como la ciencia, libertad, la vida, muerte y otros temas de gran filo. Por ejemplo, se abren las siguientes preguntas:
¿Es la medicina una obligación de aceptar? ¿Es el mejor remedio? ¿Por qué un médico salvará a una persona aunque esta no quiera ser salvada? ¿Acaso eso no es coartar la libertad individual? ¿Por qué la vida es un valor universal en nuestra sociedad?
Toda nuestra cultura está centrada en una aceptación absolutista de la vida. Y negamos en su totalidad a quienes piensen lo contrario. Esto sucede tanto a nivel social como político, legal, religioso, etc. Una compañera contaba como la trataron de asesina al haber "dormido" a su perro luego de que le hayan diagnosticado una enfermedad. Si es que uno se intenta suicidar, y no lo logra, te presentan cargos y te llevan detenido porque fallaste a la ley. Y siendo autocrítico con la profesión, si llega un paciente que se quiere suicidar, uno intentará convencerlo sistemáticamente de lo contrario. Podría seguir horas dando ejemplos similares.
La invitación que nos hace Humberto Maturana, es a aceptar las posturas de los otros. Co-construir la realidad juntos. Si tú piensas que la vida es lo más importante, muy bien me parece, pero no es posible que se le imponga dicha visión a una persona con criterio formado y con la capacidad de tomar sus propias decisiones. Ahí es donde entra la negación y por lo tanto, es justamente lo contrario al amor, entendido como la aceptación del otro.