Conflictos del Modelo tradicional
En las últimas décadas, algunas mujeres han comenzado a proponer, y a veces a demandar, que las tareas y responsabilidades del hogar sean compartidas por la pareja, y que los hombres se involucren más en el cuidado y educación de los hijos. Las Conferencias de Cairo y Beijing han enfatizado además la necesidad de que los hombres se hagan cargo de sus responsabilidades en la sexualidad y la reproducción.
Los hombres están de hecho involucrados en estos temas, generalmente desde posiciones de poder, ya sea como autoridades, esposos, padres, compañeros sexuales, etc. (Berer, 1996; Mundigo, 1995). Lo que todavía falta es entender a los hombres como sujetos sexuados y con capacidades reproductivas, que corren riesgos y requieren servicios apropiados, programas, políticas, y estudios que contribuyan a comprender las "ausencias y presencias de los varones" (Figueroa, 1998, p. 2).
Como se observa, se esta en un momento de transformación en el cual los hombres deben tener una posición más activa en la búsqueda de un encuentro con la pareja y la familia. Algunos plantean que no tenemos referencias, ni modelos a quien seguir en esta etapa, otros se empeñan en que nos conectemos con ese ser masculino de las épocas tribales. Lo claro, al parecer es que se esta en búsqueda de conciliar necesidades personales, con la de otros/as (pareja, hijos/as, espacios sociales, entre otros/as). Hay que tender a compartir más los tareas, aceptar la diversidad de formas de ser hombre, fortalecer el respeto y la equidad en nuestras relaciones, conectarse y expresar más los sentimientos, tender más a la cooperación y solidaridad, que competir.