Tener representada la cabeza y el cuerpo en la cóclea es lo que permite realizar una lectura corporal en un Test de escucha, como el propuesto por Tomatis. En éste se miden los umbrales mínimos de sensibilidad a diferentes tonos, en un ambiente sonoro natural.
El gráfico es como el resultado de un Test proyectivo donde los diferentes parámetros medidos reflejan la disposición de una persona para escuchar el mundo externo y su propio mundo corporal. Las curvas reflejan la manera como la persona organiza la comunicación con el entorno y sus esfuerzos de adaptación al mundo durante su vida.
Este gráfico representa la curva ideal del oído humano. Tomatis utilizó como modelo el oído de Enrico Carusso. Hay predominio de sensibilidad entre los 1000 y 4000 hertz que es el tramo por donde pasa la voz hablada. Los sonidos graves se escuchan menos, aumentando la sensibilidad a la escucha a razón de 6 decibeles por octava.
Es lo mismo oír que escuchar?
Oír es la percepción pasiva de los sonidos, mientras que escuchar es un acto voluntario que requiere del deseo de usar el oído para enfocar los sonidos deseados. La escucha óptima se refiere a la habilidad de usar el oído para enfocar voluntariamente y con atención un sonido entre los demás sonidos del ambiente. Este enfoque se realiza en el oído medio gracias dos pequeños músculos (del martillo y del estribo) que regulan la tensión del tímpano y la presión del estribo en la ventana oval del oído interno.
Es habitual ver a los niños taparse los oídos cuando no quieren escuchar los retos de sus padres o cuando quieren "escapar" de algo que les da miedo. Este acto puede ser la representación de algo que ocurre a nivel del oído medio y que se relaciona con el deseo de no escuchar. Si no queremos escuchar tenemos la posibilidad de soltar los músculos del oído medio y dejar de captar las frecuencias por donde pasa el mensaje.
Esta es una facultad que nos brinda el oído medio para escuchar lo que queremos escuchar y no escuchar lo que no nos interesa. Por ello "no hay peor sordo que el que no quiere oír". El abuso de este mecanismo puede atrofiar los músculos del oído medio y luego la persona se verá en dificultades para tender el oído cuando sea necesario. Uno o varios rangos de frecuencias serán captados con dificultad. En el caso de los niños ésto será causa de dificultades en el aprendizaje.