LA LUZ DEL EMBARAZO

Lic. Diana Wechsler

Introducción
La energía bien centrada
Embarazo y Energía de Centros superiores
Embarazo: Memoria de la percepción
Embarazo: Rol del Hombre

La energía bien centrada

Desde este punto de vista es importante que la embarazada trabaje su cuerpo con movimientos de conciencia que le permitan equilibrarse. Si está por debajo del nivel de energía esperado, elevarlo. Si está por encima, que pueda descender. Y, fundamentalmente, trabajar mucho las líneas de energía para que ésta pueda fluir por todo el cuerpo.

En términos técnicos, hay un aumento muy importante del centro bajo, del centro lumbo-sacro y del centro medio.

El aumento de actividad, carga y apertura del centro bajo produce una conexión, no con la realidad cotidiana, sino con la tierra. La mujer, en ése momento es la Madre Tierra y reúne en sí la historia de todas las madres. Este hecho, como todos, puede ser vivido de manera mecánica o creativa. Mecánicamente, si se lo vive sin conciencia. Pero, con conciencia y creatividad, es deslumbrante todo cuanto la embarazada puede sentir desde los centros energéticos bajos.

El centro lumbo-sacro, despierto y activo, puede distribuir la energía generando un momento de gran crecimiento que le permitirá profundizar la relación consigo misma, alcanzar un nivel de mayor gratificación o creatividad en su sexualidad, comprender que el bebé que está gestando no es una propiedad de ella: que además de ser su hijo, será nieto, sobrino... persona, ser humano.

En cuanto al centro medio, este es permanentemente modificado por el crecimiento del útero.

En el tercer mes de gestación el útero "sale" de la pelvis, supera el límite superior de la cavidad pelviana, crece, se expande, y va desplazando todos los órganos del centro medio.

De ése modo la mujer vive los seis últimos meses del embarazo en un estado de permanente sensibilización de la emoción.

Durante el embarazo, la respiración, que es una conexión fundamental entre el cuerpo, la energía y las emociones, está fundamentalmente alterada por la nueva ubicación del diafragma. Pensamos que sólo una hora de ejercicio respiratorio puede producir un estado emocional diferente. La embarazada vive haciendo, día y noche, un "ejercicio de respiración".

Toda esa energía generada en los centros bajos, ese "movimiento y medio", ese movimiento extra, necesita una posibilidad para subir, hay que abrirle paso, eliminar los bloqueos. Si se le ponen pautas externas, la energía se traba. Si a la futura madre se le señala que está antojadiza, caprichosa, que debe usar mejor su cuerpo, adelgazar, sostener los abdominales...; si se la arranca de su estado poniéndole parámetros desde afuera, la energía no puede fluir.

La embarazada necesita todo el permiso para sumergirse en su mundo y comprender que no está "regresiva", sino "diferente", que no importa si engorda siete kilos o doce, lo más importante no pasa por ahí...

Toda su energía puede subir y acceder a la apertura del centro cardíaco, tal como biológicamente está programado. Dar "el pecho" es dar leche. Pero es también ofrecer una vibración de amor, dar contención. Hoy sabemos muy bien que el amor es la base de cualquier camino de elevación y desarrollo espiritual. El cuerpo de la mujer está diseñado para dar la teta: una actividad total del cardíaco. Si abre éste centro podría amar a su hijo sin posesividad, sin la intensa posesividad, del centro medio. Poder "pasar al cardíaco" significa poder incorporar al otro como un ser independiente de ella, poder "soltar" al hijo: una experiencia de gran crecimiento para ambos. Con esta actitud la madre encontrará la flexibilidad que los dos necesitan.

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