1. La naturaleza de las «sensaciones» Los dolores pueden tener muchas cualidades, como ser palpitantes, ardientes, desgarradores, lancinantes, etc. Se experimentan sensación de hinchazón, presión, hormigueo, picazón, movimiento, etc. Debería describir cualquier sensación con la mayor exactitud posible.
2. La «localización» de un problema Los dolores de cabeza se pueden tener en la frente, las sienes, la nuca, los oídos, la mandíbula, etc. Además, los dolores y otras sensaciones se «extienden» a menudo a otras partes, como por ejemplo el dolor en los músculos de la nuca, que irradia hacia la parte posterior de la cabeza y desde allí a la frente, por encima de los ojos. Otro ejemplo es el dolor en la zona baja de la columna vertebral, que se extiende hacia las nalgas y desde allí a la parte posterior de los muslos.
3. Qué mejora o empeora el problema
En homeopatía se llama a eso «modalidades» y creemos que son muy importantes, ya que expresan la singularidad de la persona. Los dolores, por ejemplo, pueden mejorar o empeorar al aplicar hielo o calor, estar de pie, acostado, sentado o en movimiento, al comer, en ciertos momentos del día, según el tiempo que haga, según durmamos o no, sudemos o no sudemos, etc. Hay distintas circunstancias que mejoran o empeoran cada afección. A menudo, la gente se siente mejor o peor en ciertos momentos del día, según el tiempo que haga, al comer o al ayunar, con ciertos alimentos, al estar en casa o al aire libre, con el ejercicio o el descanso, etc.
4. Cualquier cosa que ocurra antes, durante o después de la afección A estos síntomas en homeopatía se los conoce como «concomitantes». La migraña, por ejemplo, aparece acompañada con frecuencia por la náusea. La menstruación suele ir precedida por el deseo de comer ciertos alimentos, determinados estados emocionales, etc. En un caso se encontró finalmente el remedio correcto cuando el paciente describió un dolor insignificante pero muy peculiar que notaba a menudo en el pie cuando tenía problemas de digestión y palpitaciones cardiacas.