Terapeuta de esencias florales
Una mujer de poco más de veinte años había sido violentamente atacada, violada y robada a punta de pistola. Recibió atención psicológica por ello y pareció recuperarse. Seis meses más tarde desarrolló un grave trastorno nutricional, junto con alergias alimentarias. A pesar del asesoramiento dietético y psicoterapéutico siguió perdiendo peso y mostró también nuevas señales de depresión.
Se le dio estrella de Belén para tratar la conmoción v el trauma del violento ataque. Gracias al uso de esta esencia empezó a revivir el incidente, pero reconociendo ahora los tremendos sentimientos de rabia, dolor y vergüenza que sintió por el asalto. A medida que fue elaborando y resolviendo esas emociones, también remitió su trastorno nutricional.
Una mujer que acababa de cumplir cuarenta años acudió al ginecólogo para hacerse un examen rutinario. Aunque no tenía historial previo se le diagnosticó una displasia cervical que revestía gravedad (CIN III), confirmada por biopsias histiológicas tomadas en cinco zonas diferentes del tejido cervical y vaginal. El médico le recomendó una intervención quirúrgica inmediata, la extirpación de todo el tejido afectado en el cuello del útero y la vagina, mediante un proceso llamado conización, que exigía hospitalización, anestesia general y un período de recuperación de dos meses. En su opinión, la mujer corría el riesgo de contraer un cáncer si no se tomaban esas medidas. Como quiera que su estado se había presentado tan repentinamente, sin historial previo, la mujer buscó asesoramiento psicoterapéutico y nutricional. Modificó su dieta para excluir aquellos alimentos que fuesen irritantes o difíciles de digerir.
Su asesor le sugirió que tomara remedios de lirios tigre, mariposa y alpino, para reforzar su condición femenina y la conexión con sus tejidos ginecológicos. Durante los meses siguientes, la mujer realizó un trabajo psicológico profundo centrado en su sentido del dolor por no haber tenido nunca un hijo; también se dio cuenta de que abrigaba sentimientos ambivalentes sobre la maternidad, debido en parte a la relación traumática que tuvo con su propia madre. Su diario de sueños y el de su vida cotidiana, junto con las sesiones del asesor psicológico revelaron un material emocional sumergido que ahora empezaba a quedar al descubierto. espués de seis meses, la mujer regresó al ginecólogo para someterse a otro examen, con la intención de permitir que la operaran si aún se encontraba algún tipo de alteración en los tejidos. Se tomaron biopsias histológicas de los mismos lugares y, ante el asombro del médico, los nuevos análisis indicaron que no existía ninguna zona con displasia cervical, ni siquiera en su forma más benigna; los resultados de los análisis eran completamente normales y así han seguido desde hace aproximadamente cinco años.