por Jan Marques
Si mantenemos los ojos abiertos, en la naturaleza siempre encontraremos la forma de curarnos. Con el color, la naturaleza nos ofrece las herramientas más eficaces para la salud, el bienestar y la alegría: los alimentos que nos rodean mantienen nuestros cuerpos y almas. ¿Cómo se siente cuando se detiene ante el rosal del vecino, que florece sobre el seto? La rosa es roja y vibrante. Sus pétalos forman un hermoso dibujo espiral. Le hace recordar la primera regaló a alguien a quien amaba mucho. Su aroma intensifica y bendice sus sentidos. Todo es posible porque su atención se ha visto atrapada por el rojo de la rosa.
El color hace todo esto por nosotros. Nos atrae y nos impulsa hacia la danza de toda la hermosura que estalla a nuestro alrededor, en este planeta. Su vibración nos atrae y despierta ecos en nuestro propio cuerpo. Nos alimenta con su vibración si necesitamos equilibrar energías, que quizá requieren un color concreto en ese momento específico. Todo el mundo del color está ahí, esperando actuar sobre nuestras energías y espíritu. Sólo tenemos que abrir los sentidos a sus posibilidades, observar y amar.