El espectro visible, parte del espectro electromagnético que contiene energías, desde los rayos cósmicos hasta las ondas de radio, es lo que observamos en nuestro mundo cotidiano. La luz del sol, o lo que ahora conocemos como la luz del espectro completo, contiene todas las longitudes de onda del color, desde el ultravioleta hasta el espectro visible, incluyendo el infrarrojo. El bien documentado efecto de la luz solar en los climas nórdicos durante el invierno, que provoca estados como el llamado «trastorno afectivo estacional», es una sencilla demostración del papel que desempeña el color sobre nuestra salud.
Desde hace muchos siglos se sabe que el espectro visible tiene siete colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta. Esos colores se corresponden con los siete chakras del cuerpo humano. Al espectro curativo se le han añadido ahora los colores turquesa y magenta y se acepta cada vez más la existencia de ocho chakras, en lugar de siete. Parece ser que, a medida que evoluciona nuestra conciencia, también aumenta nuestra capacidad para percibir números y cualidades en los colores.
Hoy, en nuestro vocabulario la palabra «aura» es muy habitual. A menudo oímos decir a alguien: «Esa persona tiene aura». De hecho, todos tenemos un aura particular y singular que es una manifestación de lo que somos y de cómo nos sentimos. El aura son las capas de color que rodean al cuerpo humano, y cada capa o banda es de un color. El conjunto de esas capas forma el campo áurico, llamado a veces el arco iris del cuerpo. Cuando nos sentimos sanos, los ocho colores del campo áurico son claros y luminosos. Si nuestro cuerpo está desequilibrado, algunos colores concretos pueden aparecer más oscuros o pálidos, menos sustanciales. Podemos experimentar la calidad del color áurico mediante el truco de la persistencia mental de una imagen después de mirar un objeto, algo que nuestros ojos hacen bien.
Fíjese en un objeto o papel cuadrado de color turquesa brillante y mírelo intensamente durante tres o cuatro minutos. Desvíe inmediatamente la mirada hacia una hoja de papel en blanco que tenga cerca. Al instante verá un cuadrado rojo suavemente resplandeciente sobre el papel blanco. Ese resplandor es similar a la calidad del color áurico.