de Leonard Orr
Tres técnicas se propugnan en la terapia del rebirthing: la relajación, la concentración y lo que podría denominarse «cesación», o abandono del rechazo, lo que equivaldría a una liberación de nuestro plano mental.
Queda dicho ya que el mantenimiento del rechazo de las vivencias depreciadas se ve asociado por lo general a tensiones musculares, que serían fácilmente detectables si permitiésemos que nos invadiese una cierta calma. A medida que fijamos nuestra atención de forma mantenida y serena en esas tensiones musculares, los rechazos vinculados a ellas van cediendo y empiezan a salir a la superficie las emociones que se encontraban inhibidas. Si logramos mantener ese estado de profunda calma, y renunciamos a cualquier tipo de enfrentamiento mental contra la emoción que hemos tenido inhibida, ésta se ira desintegrando paulatinamente.
En el momento en que se produzca la integración, la energía que ha estado inmovilizada por el rechazo quedará liberada y comenzará a circular de nuevo. No obstante, para que se realice tal cosa es necesario que el cuerpo se mantenga libre de bloqueos, ya que la integración requiere la desaparición de las crispaciones y el establecimiento de un adecuado estado de relajación.
Para llevar a cabo de forma eficaz este tipo de relajación, conviene utilizar un marco adecuado, que puede ser una habitación tranquila y con luz tamizada. En ella, acostados sobre la espalda y con los brazos caídos a lo largo del cuerpo, nos dejaremos llevar por un estado de abandono. Estos ejercicios respiratorios también se pueden practicar estando sentados e incluso caminando, siempre que nos encontremos centrados en la observación de las propias emociones. Tal estado de concentración, en el que se observan de forma detenida y serena las sensaciones existentes, es la base de la meditación vipassana practicada en el budismo tibetano.
Es necesario que la respiración se adecue al fin propuesto. Por ello, si practicamos una respiración rápida las percepciones serán también más ligeras. Si, por el contrario, la realizamos de manera lenta y profunda, la concentración interior será mayor.
El cese del rechazo requiere que el individuo aprenda a aceptar la realidad existente. Esta aceptación consciente no implica una postura pasiva ante el curso de los acontecimientos que puedan sobrevenir, sino una comprensión de los mismos que evite el rechazo o el menosprecio. En la tradición oriental se denomina arahat, o liberado, al ser que ha logrado silenciar el sufrimiento producido por el rechazo y la no aceptación.
Para Leonard Orr es esencial aprender a vivir y a aceptar las emociones que se presentan sin preocuparse por su condición. Si se logra se conseguirá un mayor bienestar.