La constitución hidrogénica es similar a la linfática, pero alrededor de la periferia del iris se forman bolas blancas, llamadas tofi, que destacan contra el fondo básico del iris azul. Se considera que las manchas blancas o tofi surgen a partir de depósitos de toxinas endógenas formados por influencia miásmica o genética de una tuberculosis previa, pero inactiva. Este tipo de constitución es proclive a todas las tendencias y esta dos indicados para el linfático puro, pero con una mayor propensión a una con gestión linfática crónica, una menor resistencia o inmunidad y una mayor toxicidad que afecte a las mucosas y las membranas sinoviales, reduciendo así su función. El hidrogénico es más propenso al reumatismo agudo, las infecciones bacterianas y la deficiente desintoxicación renal, con la consiguiente retención de fluido y de toxinas.
La propensión reumática se agudiza por los estreptococos latentes que aumentan las respuestas de antígenos y anticuerpos, lo que puede producir también histaminas, aceticolinas y otras sustancias que, en afecciones como el eczema y la soriasis, pueden actuar como las toxinas endógenas de los irritantes liberadores del bacilo tubercular, que no excretan eficientemente los pulmones y riñones.
El iris mesénquimo-patológico contrasta notablemente con los otros iris, incluso para el examinador menos experimentado. La disposición en forma de «pétalos» de las grandes lesiones que se extienden a partir de la periferia del iris, se describe a veces como iris margarita. Las fibras sueltas y anchas del iris forman lesiones sobre las diversas zonas e indican debilidades del tejido conjuntivo. Este tipo es propenso a tener venas varicosas, hemorroides, hernias, prolapso, problemas posturales y debilidad de la columna, mala circulación, apoplejía, lenta recuperación de las heridas, debilidad en ligamentos y tendones, reducción de la resistencia y debilidad adrenal de naturaleza genética. Por el lado positivo, tienen flexibilidad y una mayor capacidad de adaptación a los cambios de altura, son menos propensos a los efectos del estrés (no dejan que las cosas les afecten), con tendencia a «re botar» si caen, lo que no deja de ser una suerte para ellos, dada la lentitud con que se recuperan al romperse un hueso.