La constitución neurogénica, por su parte, se centra en el sistema nervio so, como indica su nombre. Hay dos ti pos, el sensible neurogénico y el robusto neurogénico. Este último tiene las fibras del iris más bastas y suele ser una persona con nervios de acero, actitud temeraria, y una resistencia envidiable. No obstante, tiene una mayor propensión a sufrir los problemas de la constitución linfática, principalmente catarro e inflamación, fermentación gastrointestinal y graves inflamaciones fibrosas (tuberculosis, pleuresía, pericarditis, colitis, peritonitis y ciertas inflamaciones articulares).
Por lo que se refiere al sensible neurogénico, las fibras finas y como sedosas reflejan una notable sensibilidad de los sistemas nerviosos central y autónomo. Este tipo tiene tendencia a sobrecargar su fortaleza natural. Sus sentidos suelen ser hiperagudos y bajo la apariencia de una persona positiva, trabajadora, capaz de conseguir muchas cosas, encontramos una disposición nerviosa a dejarse empujar hasta el agotamiento y propensa a los trastornos nerviosos. Aunque mentalmente hiperactivos y con gran fuerza de voluntad, es posible que el sensible sistema nervioso no esté a la altura de las exigencias excesivas que se le imponen. Al sentirse sobrecargados, pueden desarrollar múltiples trastornos funcionales de los órganos vitales, como cardiacos y circulatorios, úlceras esto macales y problemas digestivos, trastornos intestinales como colitis o estreñimiento y trastornos hormonales como hiperactividad de la tiroides, las paratiroides o las adrenales. También son más vulnerables a los efectos de las tensiones geopáticas y electromagnéticas, el ruido y la radiación.