Por Ximena Santa Cruz Bolívar
¿Podemos Recuperar el Sentido de la Navidad?
¿Es Posible una Navidad sin Regalos Excesivos?
El Día de la Celebración de la Navidad
La navidad celebra el nacimiento de Jesús, que en la tradición cristiana, representa la capacidad de darse por entero a los demás seres humanos.
Representa además la energía creativa y el nacimiento de la esperanza en tiempos de dificultad. El nuevo testamento recuerda la historia de Herodes quien mandó matar a todos los recién nacidos y niños menores de dos años, ya que vendría el verdadero rey de los judíos a liberar al pueblo de Israel, según lo señalaban los oráculos de los magos venidos de oriente.
Analógicamente por que no permitir que este tiempo constituya un espacio de creatividad y unidad que permita que los difíciles momentos económicos que vive el mundo no sean sino condiciones para abrirse a las experiencias de contacto y conexión con los otros.
Se ha planteado que se viven nuevos tiempos y una nueva era invita a una manera de vivir diferente. En el cierre del segundo año del segundo milenio se nos pone por delante una pausa para recuperar fuerzas. Los días de Navidad y año nuevo nos congregan, celebramos el tiempo de la natividad, el reencuentro con los amigos y el cese de la carrera del año.
Detengámonos por unos segundos y recuperemos el silencio para escuchar primero nuestro cuerpo, las sensaciones que experimentamos, las emociones que surgen. Busquemos esa magia que cuando niños tuvimos frente a los secretos y misterios de la Navidad, busquémosla en el reencuentro afectivo con los que amamos, en el reencuentro con la creatividad para entregar una bonita decoración navideña sin gastos.
Démonos tiempo para jugar con los hijos y armar con ellos un clima de felicidad y conexión. Salgamos a la plaza a jugar con ellos. Riamos, cantemos, conversemos y pensemos qué gesto regalarle al otro, qué símbolo podría yo construir para expresar lo que sentimos.
Permitiéndonos vibrar con el contacto con los que sentimos cercanos o con la intimidad y cariño, no se hacen necesarias las carreras y angustias de las compras. No son necesarios los regalos costosos. A veces cuesta más detenernos en la máquina de la vida para darle al otro un momento en que nos entreguemos por entero a compartir y sentir.