La terapia corporal en la historia
La pérdida de la conexión corporal
La metodología de la gimnasia conciente nos permite acercarnos sensiblemente a tomar conciencia de estos aspectos. Vamos percibiendo nuestra postura, a través del contacto con el suelo, espacio de seguridad que nos va devolviendo como un espejo la relación de los ejes del cuerpo.
La coordinadora, a través de sus palabras, nos guía a conectarnos con los distintos segmentos corporales y a conocer sus posibilidades de movimiento. Así, concentrándose cada uno en sí mismo, vamos comenzando a sentir, exploramos la posibilidad de movimiento de la columna, de los distintos elementos de la cintura escapular, aparece el movimiento de los omoplatos, su relación con el movimiento de las clavículas, el eco en el esternón del movimiento de la cintura escapular, etc.
Así nace la percepción de nuestro propio cuerpo, la sensación de continuidad de un movimiento que nace en una zona y repercute en otra, que si flecto los pies el movimiento me llega a la coronilla, que si percibo mis isquiones, y presiono con ellos en el piso, mi columna se elonga, que si movilizo los hombros, el pecho se abre. Esto va permitiendo descubrir mis posibilidades y mis tensiones, el bloqueo que me origina la postura defectuosa de mi zona lumbar, la relación de los apoyos de mis pies con ella. Y luego, sobre ese conocimiento, vivencia del funcionamiento de nuestro cuerpo, surgen los movimientos libres, los omoplatos que al moverse me sugieren el vuelo, los brazos desplegados, la respiración amplia y profunda que permite el llanto y la alegría, y al lado mío puede alguien girar y girar, otro reptar por el suelo, dos mirarse y desde los pies iniciar un dialogo único, porque cada ser que ocupa un espacio aquí en la sala, asiste al milagro de su propia creatividad, de su ser único y conectado con los otros, del deseo de la soledad o del contacto, y vamos adquiriendo una nueva postura, surgida de la conciencia y de la expresión, una postura desde mis pies apoyados, mis caderas alineadas con mis rodillas, mis articulaciones abiertas... Desde esta postura, me sereno, me armonizo, estoy en mí, me relaciono.
Luego, surge la palabra, donde compartimos y profundizamos la experiencia, donde la palabra del otro nos permite asociar con lo nuestro, donde el pensamiento se amplía, donde el cuerpo y la palabra, el sentir, el pensar y el hacer se articulan.
Y de esta flexibilidad, de este conocimiento una vez vivenciado vamos a los textos, reconocemos en las láminas, en los conocimientos teóricos, algo ya experimentado.
Y aprendo, aprendemos, en el silencio de la sala de clase, aprendemos a aprender. En la no exigencia, en la confianza y el respeto por el tiempo de cada uno, en la sabiduría que nos espera si desciframos el código, el camino del encuentro.
El Cuerpo Territorio Escénico, Elina Matoso. Editorial Paidos Buenos Aires 1992
La Depresión y el Cuerpo, Alexander Lowen. Alianza Editorial, Madrid 1982
El Pensamiento Corporal, Susana Kessel. Editorial Paidos Buenos Aires 1989
Eutonía. Educación del Cuerpo hacia el Ser, Berta Vishnivetz. Editorial. Paidos Buenos Aires 1994
Apuntes Sobre la Gimnasia Conciente, Irupe Pau. Documento Circulación Interna Escuela de la Gimnasia Conciente Buenos Aires
Antropología del Cuerpo y Modernidad, David Le Breton. Ediciones Nueva Visión Buenos Aires, 1995