La terapia corporal en la historia
La pérdida de la conexión corporal
La relación con el cuerpo es entonces de dominio. Yo tengo un cuerpo y lo adiestro, él deja de ser sujeto y se transforma en un objeto utilitario que me sirve para obtener determinados logros.
Esta mirada sobre el cuerpo llega hasta nuestros días en que los medios de comunicación difunden la tendencia social en la que la uniformidad de los cuerpos es violenta, hay un modelo que seguir y de no hacerlo quedaríamos marginados del éxito, el bienestar económico y la aceptación social. Este cuerpo domesticado, es el cuerpo del niño que originalmente en la sala de clase debe permanecer a las ordenes de conocimientos teóricos que se establecen en parcelas diferentes al campo de lo afectivo, lo motriz y lo emocional. Ordenes que al ser ejecutadas paralizan, reduciendo al alumno a un recipiente donde el conocimiento proveniente del texto debe ser volcado y el mismo memorizado y almacenado en aras de la consecución en un mañana más o menos próximo, del ingreso a un centro de capacitación donde a su vez almacenará otra serie de conocimientos que le permitirán competir en la sociedad de mercado.
En este tipo de educación el cuerpo es un buen copiador, que sigue las ordenes y el movimiento de un otro, reprimiendo las dinámicas y los juegos espontáneos, con todo su contenido inconsciente Así se nos introduce en la Cultura del Acatamiento.
La educación del ejemplo, de la imitación, de lo ya hecho, es representante del miedo del adulto a lo que se sale de las reglas, a lo pulsional y a su propio cuerpo cargado de erotismo y, al que el erotismo del niño, pone en jaque.
Es en los primeros tiempos del aprendizaje donde se siembra la semilla para la conformación del adulto del mañana, un ser temeroso a salirse del molde, ansioso de una adaptación forzada a los requerimientos del medio que castiga y margina a todo pensamiento o vivencia que ponga en tela de juicio al "stablishment" reinante.