Por Jorge Mendoza Vester
Con formación de Pedagogo en música y compositor (arreglador) de larga trayectoria como intérprete en varios países de América (Nicaragua y Brasil) y España.
Aníbal Pinto se encuentra desarrollando un método que denomina Música para la Vida.
A su regreso a Chile Aníbal confiesa haberse sentido insatisfecho con las alternativas que le ofrece el medio musical y decide explorar alternativas diferentes. Una de sus primeras creaciones en este terreno es la creación de un disco para la práctica del yoga.
De estas experiencia señala que fue gradualmente tomando conciencia que la música tiene efectos potentes que llegan al ser humano. Junto a esto, influyeron en su desarrollo las corrientes musicales que valoraban lo étnico y el conocimiento de la música de la nueva era.
Aníbal señala que una de las ideas que más influyó en la nueva dimensión que le ha dado a su trabajo fue que para hacer música y hay que ser música. En la formación tradicional de los músicos se privilegia primero que nada una rigurosa formación en los aspectos técnicos. Su enfoque propone invertir el proceso, facilitando un acercamiento de las personas a la música.
Una de las dificultades que muchas personas tienen con el aprendizaje de la música es el temor al ridículo o al fracaso. Aníbal sugiere que en el aprendizaje es más conveniente lograr un contacto interno con la música, que en su experiencia se le ha facilitado a través de la música étnica. En esta expresión musical todo se encuentra mezclado como en los niños, la música, el baile, el teatro. Y también es parte de la vida cotidiana en las más diversas expresiones.
Estas experiencias lo han llevado a desarrollar un método que denomina Biomúsica. En éste lo primero es hacer música y conocer a través del ritmo. Para esto, propone tomar conciencia de los pulsos a que se ve afectado, como por ejemplo: las estaciones, el día y la noche, los ciclos de la luna. En el ser humano existen dos pulsos fundamentales: la respiración y el ritmo del corazón. Para Aníbal, el ser humano funciona como un contrapunto de estos dos pulsos. La voz es expresión de ambos pulsos y posibilita a través de ejercicios desarrollar el potencial del ser humano.
Otro aspecto central de su método es que las actividades se realizan disfrutando en un estado de placer consigo mismo, sin competencia con otros.
El conjunto de aspectos desarrollados a través de la Biomúsica posibilitan que las personas liberen endorfinas y por esta vía tengan sensaciones de bienestar físico y psicológico.
La primera etapa del trabajo enfatiza el aspecto rítmico, el movimiento, lo que estimula la circulación sanguínea y predispone al trabajo musical posterior.
La experiencia positiva con la música a través de este método posibilita además extrapolar la sensación de bienestar a otras áreas de la vida, disfrutando el placer de estar vivo.
Dentro de sus experiencias con sus alumnos han logrado que algunos completamente bloqueados con la expresión musical hayan logrado participar en festivales.