Por Jorge Mendoza Vester
Luz Clara tiene una dilatada experiencia con la música en aplicaciones terapéuticas A lo largo de su recorrido por diversos lugares del mundo ha coleccionado instrumentos musicales de distintas tradiciones, que compartió con nosotros en esta entrevista.
Luz Clara: Los monjes tibetanos practican una forma de mantra ("Harmónica") que es emisión de voz gutural, conduciendo dos notas al mismo tiempo. Los monjes empezaron a hacer giras, tocando con músicos como Kitaro. De aquí salió una mezcla de esta tradición adaptada para que podamos aprenderla. Estas vocalizaciones producen sonidos que vibran en el cuerpo y cambian el aura, digamos, campo vibracional. Hay conciertos maravillosos de músicos rock con música tradicional tibetana, mezclando culturas antiguas con la música nueva, formando un movimiento, súper bonito en que la intención de la música es para sanar. Las "Harmónicas" las puede aprender cualquiera.
Ecovisiones: Parece difícil hacerlo… ¿no?
L.C.: No, no es difícil, yo se los voy a mostrar en un rato más. Yo se lo he pasado a mucha gente. Lo puedes hacer como meditación, en un momento de caos. Es una herramienta muy útil y es nuestra propia voz, es el máximo de la sanación, sanarte a ti mismo con tu propia voz…
E: Tengo la impresión que la voz es el mejor instrumento, porque uno es el instrumento y no requiere saber música.
L.C.: Yo toco los instrumentos inspirada, me entrego y comienzan a mezclarse los sonidos, los instrumentos y no sé nada de música.
E: ¿Cómo fue tu acercamiento a la sanación?
L.C.: Soñé que me encontraba con una machi. En ese tiempo no sabía si era machi, curandera, viejita. En el sueño, yo le ponía mis manos y ella me decía que tenía el espíritu en mis manos, que era machi. Fue tan real que desperté y lo escribí.
En ese tiempo, vivíamos entre Pitrufquén y Villarrica y como un año después, viene una amiga y me dice que va a ver a la machi Antonia.
Fuimos y salió la viejita igual que en mis sueños: cojeando. Mi amiga le dijo que tenía un dolor en la rodilla. En esos días tocaba un tamborcito ceremonial y lo andaba trayendo como tú andas trayendo tu flauta. Entonces la machi me preguntó ¿Qué es eso? Es mi tambor ceremonia –respondí- ¿Tú cultrún? Tócalo -me dijo-. Se puso a escuchar y cuando terminé de tocar, sin pensar me manda energía. Yo le dije: Déjeme poner mis manos en su rodilla. En ese momento la machi Antonia da un salto, me miró fijo y me dice: "Tú tienes espíritu en tus manos" y el recordé el sueño y me puse a llorar, a pesar que fue un reencuentro súper-bonito.
Antonia me dijo: "Tú no puedes ser machi con ese cultrún". Así que preparamos la iniciación para un mes después. Abrimos el cultrún, le metimos cosas dentro y luego lo cerramos. Después, me presentó al Rehue.